lunes, 14 de agosto de 2006

lo que perdi

el 13 de noviembre de 2004 simon, diego y yo dejamos bs as para venir a vivir a méxico. mi embarazo llegaba al sexto mes y yo estaba entre triste e ilusionada, como cada vez que se encara algo nuevo. llegamos a una ciudad extraña a la que yo había venido dos veces, ya teníamos alquilada la casa en un suburbio alejado pero los muebles tardarían un mes en llegar.

pero no me importa lo que pasó acá porque en cierta medida quedó documentado en este blog (si es que tiene alguna importancia).

yo tenía una vida en bs as, chiquita, sin grandes emociones pero era mi vida. vivíamos en un dpto en seguí y república arabe siria desde que simón tenía un mes. era nuestro y aunque las paredes estaba descascaradas por la humedad, se había caído completo el cielo raso de la cocina, nunca tuvo cortinas y el edificio estaba de descuidado para abajo era lindo, luminoso y alegre. desde que simi nació salíamos todos los días a caminar por el barrio, al super o a tomar un café a scuzzi o martinez con mi mamá. saludábamos al diariero, a todos los porteros de la cuadra de árabe siria entre seguí y cerviño, al florista de cerviño y lafinur. a césar, obvio, el portero de casa. yo me levantaba a la mañana, desayunaba con diego y simón y me iba al gimnasio. un poco de escaladora o cinta y después la inigualable clase de diógenes. volvía, me bañaba y el último año iba caminando hasta el jardín de simón. volvíamos a casa, lo dejaba y me tomaba en las heras el 38 para ir a trabajar. daba clases de español para extranjeros en un instituto a tres cuadras del congreso en el que me pagaban una miseria pero le había tomado el gustito. una vez por semana también tenía un alumno privado que me pagaba sólo para charlar. también iba a algún grupo de estudio y pensaba hacer un posgrado.

muchos jueves a la noche comía con las chicas en hermann, uno de mis momentos preferidos de la semana. también de vez en cuando merendaba con amigas y una vez por semana iba al cine con die. los sábados almorzábamos con mi familia o íbamos a la prima a comer los tres. los domingos a la noche comíamos en lo de los papás de diego. y así se iba la vida. con familia y amigos, caminando por la ciudad. cero consumo y lujos pero una vida, común y silvestre.

y aunque acá estamos bien, tenemos trabajo y cohesión familiar, extraño mi pequeña y urbana vida.

así las cosas.