semana de mierda

verdaderamente. no me quiero explayar ni tampoco hay motivos tan contudentes. la vida de adulta es mucho más dura de lo que cualquiera quisiera.

ayer, igual, fiesta de fin de año de simi. tarde más que agradable, sushi, pastel, video emotivo, todas contentas, entusiasmadas y sorprendidas por el buen clima. suelo pegar onda con gente rarísima. si me conocieras, no podrías creer a la gente a la que le caigo bien. a mí, si es buena, me cae bien cualquier persona (si no es pesada y sólo habla de sí misma).

a la noche cena con las chicas, mi estado: lamentable. tiro mis máximas con convicción. me gusta ser clásica. a mí la convención parece que me da paz. el matrimonio, el proyecto conjunto (concepto de lau!), la familia en lugar de una atadura me parece simplemente contensivo. aunque el nivel de locura que manejemos sea extremo. y compartido.

soñé que se me desprendía la mandíbula con todos los dientes. no hay quien pueda tener un día digno después de ese despertar.

para ahogar las penas (no se fueron pero se mitigaron por un rato) fuimos con lau a aprovechar las liquidaciones. por primera vez en mi vida arrasé de una. no es mi estilo. comimos en el antara y nos vinimos a casa. después del chai nos tiramos en el sillón patchwork a mirar cars. roberta le quemó la cabeza a lau mientras yo dormitaba. ahora, con un dolor de garganta que no ceja, espero a que venga diego y nos vayamos a una cena con los chicos.

afuera diluvia.

me siento enferma y condenada. me gustaría tener perspectiva. pero como soy humana, a veces la pierdo.


en fin. así las cosas.