ayer, como todos los años desde que vivo acá, me tocó ir a lo de carmen a hacerle compañía mientras forra los 3000 libros del colegio de sus hijos. hacemos esto en julio porque ella se va hasta agosto a argentina y llega justo para el comienzo de clases.
como las estructuras y las rutinas me dan tranquilidad, me gusta tener este espacio reservado. igual, pienso que tal vez el año que viene carmen ya no esté (seguramente sí pero el otro ya no), que pau se va a ir, que myriam se vuelve en febrero, que marian en marzo, que cuando estás afuera todo es un poco volátil y nada certero y a mí creo que eso no me hace muy feliz (aunque así bajito, tengo que reconocer que menos me entusiasma pensar en ya comprar una casa para siempre y vivir en el mismo país siempre sin la emoción del cambio! lo tuve que asumir).
bueno, me voy a la oficina. son las 8 y cuarto y ya me bañé, ya desayuné, me puse crema y sólo me falta buscar un abrigo.
así las cosas, repetitivas.
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