jueves, 21 de agosto de 2008

una vez hace poco

estaba pensando, no sé por qué, en cómo reprime al hombre la religión. acto seguido, y con bastante franqueza, me dije que la religión reprime la libertad igual que el estado y que yo en general agradezco las leyes y su cumplimiento. el estado, entre otras cosas, rige el matrimonio. siempre me sorprendo por los avances tecnológicos. muchas veces veo autos y me cuesta creer que tengamos tan interiorizadas cosas tan extrañas y ajenas a la naturaleza. en esta línea, también pienso lo extraño que resulta que el estado rija nuestra vida sexual, por ejemplo. eso también lo suelo agradecer por mis propios intereses. no soy una persona moralista en sentido estricto. adscribo a la monogamia por una simple cuestión de supervivencia y de la más inocente autoconservación pero suele ganarme el realismo. eso sí, la deslealtad considero que juega en otra liga y toca otras fibras. a veces me sorprendo de lo que proyecto. parecemos tan conservadores. y no porque no lo seamos, no. simplemente es algo que pasa. ya no tengo ánimos de escandalizar a nadie, ya tampoco tengo elementos. se me pasó el cuarto de hora hace rato. ahora, sólo me río de los relatos ajenos. un poco triste pero muy franco y realista.

eso sí, que me metan los cuernos, como a cualquiera, no me causa ninguna gracia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

a nadie le gusta, eso está claro.
pero como dice un amigo: "nadie muere mocho"