viernes, 26 de septiembre de 2008

no aguanto más...

no sé por qué, vívidos los recuerdo de la abuela fany. no, los recuerdos no, lo que cocinaba: el budín de cacao y azúcar negra, la torta de manzana, el pollo con ese gusto especial irrepetible, la ensalada de berenjenas que nunca logré que me quede igual. el sabor de la infancia perdida, las tarde con los primos. pero también extraño cenar con mis papás, todos juntos en la mesa, pastel de papas, carne al horno, puré de batata. yo no logro que nada me quede rico, tampoco heredé la capacidad para que todos cenemos a la vez como un ritual ineludible.

extraño buenos aires y eso que no quiero ir. a veces pienso que no quiero ir porque extraño más aunque también me ahoga. extraño el mendicrim, el gusto del café con leche que es muy pero muy distinto. caminar por la calle.

también me estuve acordando tanto del barrio que ya no es, el barrio en el que viví de los 3 a los 8 y de los 23 a los 27. de hipo hipo, de papeluchos, de tío llorón, de peter flowers, de tubes, de sugar bowl, del conde roquefort, de la feria, de la mercería, de la casa de ropa de servicio (o era una colchonería), de la zapatillería, de la casa de empanadas, de la barca pero en la galería, de mataná.

ando con tanta pena. esa pena que quisiera una casa amiga, la calidez de la familia, las caras de siempre. qué me hice? qué le hice a mis hijos? en fin, así de estrujada ando, llorando por lo que no tengo, por lo que ya no es. qué triste la vida a veces, no?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

no sé que decirte Juliet!

Morocha dijo...

Hay Ju... tu tristeza se siente tan grande... tristeza con una enorme raíz de desazón diría yo... qué decirte... que te mando la mejor onda, muy buenos deseos y que te entiendo, te entiendo muchísimo con esa cosa de nostalgia y ganas de estar allá por tantas cosas pero a la vez saber que es un poco más complejo que nomás volver porque extrañás o que quizás la solución no pasa por ahí, y tampoco terminar de acomodar los huesos acá, por que, al fin y al cabo, una no es de acá, pero la línea que te aferra allá está difusa... y bueno, es una de las primeras cosas que pega cuando una anda tristeando.
Te mando un gran gran gran abrazo, y espero que pronto salga el sol para vos, Ju.
Besos

Anónimo dijo...

hola juli,
te confieso que a mi tambien me dio mucha nostalgia lo que escribiste de palermo, porque tambien fue mi barrio cuando era chico y lugares como el tio lloron o el conde roquefort me dan ganas de llorar por los tiempos felices que parecen haberse esfumado por ahi.
yo tampoco ando muy bien, espero que cuando vengas en octubre podamos vernos.
un beso enorme
luigi