que es sábado a la noche y te llama una amiga vecina que está sola, con sus seis meses y pico de embarazo, su hija de 2 años y su marido de viaje, y te pide que le lleves una crema porque a la nena se le paspó el culo. entonces, te ponés unas zapas, un buzo y vas a las ocho de la noche a cumplir tu misión de buena chica dejando a tu marido con tu hijo mayor frente a la tele. entonces, en lo de tu amiga vecina te colgás hablando de la mar en coche y le decís, uy me tengo que ir porque el marido se va a enojar y ella te dice uy sí, mirá si se va a enojar. entonces, aunque sabés que sí, se va a enojar, te seguís quedando en el cuarto de la nena mientras tu amiga le baja la fiebre con unas toallas mojadas (tu amiga, convengamos que es un poco particular), hasta que en un momento juntás fuerzas, saludás y cruzas el parque para llegar a tu casa que está a media luz y te imaginás cómo viene la mano pero no sos tan genia como para darte una real idea, entonces abrís la puerta y te lo encontrás con su peor cara de orto, un vaso ya casi terminado de whisky y una porno en la tele.
sí, lo que te mató fue la porno, no lo vamos a negar. te matás garchando 4 veces por semana como mínimo, a pesar de los dos hijos, la empresa, la lejanía y toda la bola para que al señor lo dejes dos horas y se clave una porno. disculpame pero cualquiera.
así las cosas.
4 comentarios:
qué violencia
Oh, JB,
Repudio esas costumbres onanistas.
Vente pa'aquí, Colorada, prometote no toquetearme jamás!!!
me rio sola
no da. ni ahi.
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