jueves, 4 de diciembre de 2008

hay días y días

por ejemplo, hoy no quisiera ser una intelectual encerrada en una biblioteca dedicando mi vida a un párrafo de quién sabe quién. bah, nunca quiero ser eso aunque a veces pienso que debería de.

por lo general, lo he dicho muchas veces, soy una persona austera. no tengo relaciones demasiado intensas con los objetos y puedo prescindir de muchísimas cosas. no suelo consumir más que lo necesario y por eso entendemos básicamente comida. pero, resulta que hay días como hoy en que entiendo cuando alguien declara que ir de shopping le saca la angustia, tristeza, ansiedad o cual sea el sentimiento negativo que lo amarga. no porque haya ido de compras porque la realidad es que cambié un sueter que le habíamos comprado a simón y le quedaba chico y elegí el regalo que quedamos en entregarnos con las chicas, que teniendo en cuenta el magrísimo presupuesto y que todo está hiper caro, no puedo decir que haya sido precisamente lujoso. le compré unas pinturitas navideñas a tita que me salieron -en moneda internacional- poco más de un dólar y nada más. fui al banco y me indigné con los ineptos de siempre (manga de imbéciles me están metiendo en un problema grave del cual soy semi culpable por no ocuparme antes aunque sea responsabilidad de ellos). concluyo, después de esta mañana de fitness & shopping (hice 40 minutos de bici, me bañé con agua bien caliente y platiqué con mis vecinas de locker sobre temas varios) que me encantaría que de repente mi marido se enriqueciera. ir al city market y comprar delikatessen, viajar y comprar cosas lindas para my own, big & beautiful house y ropa para mis hijos. y libros, muchos libros. y películas y no preocuparme nunca más y estudiar todas las carreras que se me ocurran y hacer cursos varios y que mis hijos vayan y vuelvan en transporte escolar.

sí, estas pavadas pensé en mi mañana de nada. a veces me lo permito. y qué?

1 comentario:

Anónimo dijo...

está bueno que lo pienses, pero yo te aconsejaría que también pienses en hacerte rica vos. no confíes todo el peso en tu marido. los motivos sobran.