martes, 30 de diciembre de 2008

el principio del fin llegó

me voy el jueves a la noche y yo ya siento un pie en el avión. es tan raro venir a buenos aires de visita, inexplicable, la verdad. fue un viaje perfecto si es que esa categoría existe. mis hijos se portaron mejor que nunca creemos que porque vino diego, que aunque casi no estuvo fue un bálsamo igualmente. la familia es un problema pero a mí me gusta rodearme de esa clase de problemas, la soledad infinita que sufro en méxico me tiene tan cansada que esta vez, a pesar de la longitud del viaje a la cual no estoy acostumbrada, siquiera extrañé mi casa. volver. volver. un verbo deseado pero que me produce una enorme angustia.

las relaciones humanas van mutando. ví mucho a gente que no conocía y que estoy segura de que serían mis amigos más cercanos de vivir acá y ví poco a muchos amigos de siempre. ya no me extraña como antes. la vida es así y está bien.

mis hijos hablan como argentinos. no sólo la she y el vos sino una entonación que sólo si vivís en un país de habla castellana que no es el nuestro podés percibir.

el highlight del fin de semana, me despido de alfredo casero después de estar tres horas charlando en una reunión el domingo (todos charlábamos con todos) y me dice: sos muy graciosa. es casi tan ridículo como cuando dolores barreiro me dijo: estás bárbara, ella recién parida y yo embarazada de simón en un negocio del paseo alcorta.

qué haría yo acá? ya con hacer lo mismo que en méxico- nada- pero acá tendría todo ganado. un amigo justo ayer me preguntó qué quisiera hacer y yo, como siempre, le contesté que no tengo ni idea pero que de todas maneras tampoco puedo pensarlo. sí, yo también me olvido pero estoy embarazada de mi tercer hijo y aunque no parezca, es mucho trabajo. santi me trajo de españa un libro que se llama No kid, 40 razones para no tener hijos. sí, llegó tarde pero igual lo estoy leyendo y un poco me deprime, a la vez, no puedo dejarlo. tampoco es que esté leyendo demasiado, eh. en buenos aires no me da para leer mucho más que el diario y ni se me ocurre colgarme en la interneta. eso lo dejo para la soledad mexicana que es cruel y es mucha.

me extendí sin nada para decir, mi especialidad.

así las cosas. yéndome.

3 comentarios:

Vivi dijo...

juliet no estés triste!
y que loco que casero te diga graciosa y dolo q estás bárbara, debes ser muy especial!

Anónimo dijo...

buen viaje, jb. posteá foticos de la panza! un abrazo.



Obelix

myrna minkoff dijo...

Uf, tres hijos es mucho, pero después crecen y te encontrás con tres personas que adorás y te adoran y se quieren entre ellas. Y es mejor tres que dos. Me lo explicó un día un arquitecto. El triángulo es una figura más flexible y adaptable, que puede cambiar de tensiones según el día y los conflictos. Yo no se cómo carajo hice para criar tres hijos (de dos maridos diferentes) casándome, separándome y mudándome todo el tiempo. Si ahora lo pienso no lo entiendo, pero mientras lo hacía me parecía muy natural y salió todo más que bien.
JB, querida, es tan lindo entregarse al desastre total! Con un chico todavía hay cierto control, con dos se va relajando todo un poco... con tres se crea un requilombo fenomenal y una se relaja y ya no pretende controlar nada. Ahí empezás a ser feliz.