sábado, 26 de noviembre de 2011

aish

Tantas cosas.

El dolor de brazos desalienta la escritura. Ayer marido se esfumó todo el día. Llamé al celu de mi hermano a las 6.30pm y ya estaba borracho (marido no kinder). A las 9.30pm volví a llamar a hermano y me dijo que marido venía para acá en un tono raro. Cuando bajé para dejar la puerta abierta y de casualidad llegó la camioneta que lo traía, entendí todo: un grandulón ahogado, que no podía ni mantenerse parado, hediendo a tequila, riéndose ante mi enojo. Instintos asesinos. Dificultad para dormir. Lucha campal (one way) y una pésima noche. Amanecí con él, igual de hediondo, diciéndome "esta semana te falta pito". Dios mío. Después leo que es el día no sé qué contra la violencia de género. Sobame la sutileza. Después siguió: "si tuvieras tetas serías una bomba" (?????????) y la cerecita de la torta fue "sos una gorda con onda". Sí, eso aplica como causal de divorcio y no, no fue en contexto de una queja mía sobre kilos ni nada parecido FUE ESPONTÁNEO.

En fin.

Lo dejé, pensaba hacer zumba pero preferí darle duro a la patinadora por 55 minutos. Tengo que aprovechar las rachas de energía. Después tuvimos un largo periplo, marido suspendió el programa que había armado de comida en lo de los R para hacer el corredor Roma Condesa, peor idea con muchos niños, imposible. Fue bastante tortuoso, antes además tuve que buscar a Tita en lo de los R que se había quedado a dormir, pasé a buscar a marido y kinder, fuimos a la dentista porque se le había roto el paladar que le pusieron a mi hija el lunes, de ahí a Tecamachalco a buscar a Coco que se había ido a dormir a la casa de un amigo y recién bajar, lo que dado el tráfico llevó más de una hora. El infierno.

Cuánto hipster en la Roma. Pensé en cuando marido y yo teníamos solo un hijo, vivíamos en Palermo, paséabamos por Palermo y éramos jóvenes y cancheros. Ahora agradezco ser una madre suburbana, solo quería irme del conglomerado de arties bicicleteros. Yo ya no soy yo.

Ahora marido hace pizzas y salmorejo porque viene el contingente argentino a cenar como despedida. Estoy agotada. Quisiera descansar pero voy a tener que ocuparme en breve de bañar pibitos.

En realidad, quería escribir para hablar bien de Pau. El jueves skypeamos casi una hora hasta que tuve que salir a llevar a los kids a tenis. Creo que no hay mucha gente como ella, así de buena (sí, es BUENA, con todas las letras), poco enroscada, honesta, directa, generosa. Todavía me pregunto cómo sobrellevo su ausencia. Recordé los momentos en los que me entregué al llanto intenso en su presencia, cosa que hago solo con marido y en casos extremos (cuando me dijo gorda me puse a llorar como si tuviera 5), lamentando mi basurismo o mis problemas matrimoniales. También pensé que en el debe y haber de lágrimas me aventaja por unos cuantos decilitros. Si las paredes de la cocina de mi casa hablaran dirían que es, de verdad, una de las personas más tolerantes que hay sobre la faz de la tierra. Bueno, es un brevísimo y no fiel panegírico pero peor es nada.

Por lo demás, terminé El mapa y el territorio y me gustó mucho. La insistencia con la falta de sentido es desoladora y realista.

Y no mucho más.
Los pibes escuchan música en volumen altísimo. Todo muy pop: te hablo de Julieta Venegas y Siete, un pibe que canta una canción pegajosísima que se llama Yo tengo tu amor. Si la escuchás no se te va más de la capocha. ¿En qué me convertí? En esto.

Así las cosich.

No hay comentarios.: