miércoles, 16 de noviembre de 2011

otra vez estoy donde no debo

Es que me acosté un poco después de las 12 pero no podía dormirme así que di vueltas y vueltas pensando cosas tristes. Cosas como que me siento lejos de un montón de gente a la que quiero mucho pero que ya no me quiere. Replicar la incomodidad que sentía a los 17 es ridículo pero es real: en Perica me sentía demasiado rocker y en Cemento demasiado concheta. Bueno: lo mismo.

Por lo demás, tuve un día pésimo de encierro. A la única humana adulta que vi fue a Silvia. Marido sigue enclaustrado en el Centro Ceremonial Otomí. Llega hoy a la noche, es el cumple 31 del kinder así que le tendremos un pastelito.

Lo único bueno de tener un día horriblemente melancólico, deleznable, es que cuando vas a una cena llena de minas te recontra cagás de risa como si no hubieras salido en años.

Tengo que ir al super. El pibito no fue a la escuela porque sigue con mocos y tosió mucho de noche.

Bueh: me colgué MAL. Tengo trabajo atrasado (ayer no hice nada porque me quedé escribiendo como una posesa), cosas extracurriculares, hijitos que hay que buscar en after. En fin.

Me voy corriendo.

La isla a la que llega mi barco por lo general es ideológicamente lejana. Yo no soy fácil. Tengo muchos problemitas, lo sé. Pero sufro infinitamente.

Así las cosas.

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