lunes, 7 de noviembre de 2011

qué estrés

Sin tiempo escribo peor aún que de costumbre. Ayer fue un desastre, no puse nada de lo que quería poner. Pero quería estar con los chicos aunque tengo los cables pelados. Salimos al parque a que los grandes anduvieran en bici. Milo se queja de todo, lloriquea y hace payasadas. Es un nene rarísimo, mucha casa, mucha monería y mucho capricho. Es tierno e insopor a la vez. Después comimos en lo de Paola y Ramiro de lo más agradable pero esta vez fueron los dos varones los mal portados. Después me di cuenta de que el pobre Coco no tiene con quién jugar. Es razonable que se aburra, siempre está con nenes ultra chiquitos. Volvimos temprano, me ocupé de lunchs y demás, leí diarios y después pusimos una peli canadiense bastante mala y marido no quiso terminarla. Yo soy más tolerante.

Despaché a Coco, hice valija, llevé a Milo, me bañé en el club, me hice las manos en la peluquería (creo pasaron dos años y medio desde la última vez), depilaciones varias, compritas en el super, lista de tels para madre, ahora busco a Milo, lo dejo en casa y me voy al Centro Comercial Santa Fe a buscar botas y ver precios de electrodomésticos. A las 4.10pm tengo que buscar a los grandes en el cole y hacer ronda.

Este viaje me pegó estresada. Madre llega mañana temprano pero no la vemos porque nuestro avión sale a las 7am. Creo que ya dejé todo más o menos listo pero nunca se sabe. El milagro de irme sola con marido se repite un año después. Ahora todo está un poco más ordenado, al menos no pareciera que me vaya a quedar sin nana justo ahora. Silvia está acá, firme junto al pueblo.

Por lo demás, mi ánimo sigue ahí, los kilos hiper firmes en mi cuerpo y yo con poca voluntad de hacer verdaderos esfuerzos. Deprimente la gordura. Y no mucho más.

En fin, chicos.
Así las cosas... corriendo.

1 comentario:

Vivi dijo...

Sin dudas la gordura es deprimente, pero si me permitìs yo no te veo ninguna gordura, a juzgar por las fotos que posteas.