lunes, 14 de noviembre de 2011

volver a empezar una y otra vez

Cuesta entrar en sintonía. Este fue el año de los paréntesis. Los viajes, las visitas, los eventos, las emociones atentan contra la estabilidad cotidiana. Sin todo esto, igual, no sé cómo hubiera sobrevivido. La tensa calma no es para mí: soy más del sacudón emocional.

Tardé mucho en escribir una nota. Ralentada me cuesta. Hice 50 minutos de elíptica. Se hizo más corto porque me crucé con Tere y después me llamó Panza. El ejercicio me salva. Después sauna y baño. Ahora esperar a que lleguen los mayores, comer y bajar. Tengo muchos pendientes por la ciudad.

Coco llegó extrañándome. Hace mucho que no lo veía así, me abrazó fuerte y largo y quiso que me quedara con él en la cama así me contaba el minuto a minuto. Medio dormida solo atiné a decir ahá, uh y uf pero me emocioné por su cercanía. Es un cachorro todavía y a pesar de su gigantismo físico quiere que lo mime y lo cuide, me pide a la mañana que le ate los cordones y yo me siento bastante ridícula agachándome a los pies de semejante grandulón pero... lo hago. Obviamente.

De marido no sé nada. El miércoles volverán a la noche, le tendré un regalo y un pastel al kinder porque es su cumple. Sí, como madre es psicoanalista veraneaban en febrero. Tremendo. Si se hubiera hecho cargo de la feria judicial de padre hubiéramos nacido en octubre (como mi hermich, mi otra hermana es de septiembre... pero claro, con ellas no compartimos madre).

Ayer compramos los electrodomésticos para la cocina nueva. También nos encontramos con la arqui a quien queremos mucho más de lo que los clientes suelen querer a los arquitectos. Va a quedar espectacular. Me pone contenta.

Y yo: nada. No sé. No tengo ganas de nada. No tengo fuerzas de hacer más cosas de las que hago. Es una lucha que no tengo ganas de librar.

Emoción es limpiar y lustrar tus Dr Marteens del 96 y tener un par de calzados "nuevo".

Lo que no conté del viaje es que marido se dedicó a coquetear en MI CARA. A los dos (Vicente y el susodicho) les dije que eran dos cuarentones patéticos pero aunque me reía y lo exorcicé contándolo, no está bueno: estoy presenteeeeeeeeeeeeeee, controlate.

En fin: pibes que se dejan ser. Como casi todos los pibes.

Bueno chicos, así las cosas.

No hay comentarios.: