viernes, 3 de julio de 2009

tenemos la habilidad de desentonar

Definitivamente no es nuestro ámbito. Claro que lloré, "Today I have my diploma..." y sentimentalismos semejantes me tocan el corazón, no soy de palo, aunque lo parezca. Nunca sé qué es lo que nos hace ser siempre tan distintos. Y no es sólo acá, en Amapola tampoco éramos average y se supone un colegio semi progre concheto. A veces pienso que es la edad pero lo descarto. Diego piensa que el resto es mayor que él, claro que no, le digo. Sos igual o más veterano que el resto pero no usás ni camisa ni saco, con tu camperita y tus zapatillas penguin te creés muy canchero. Yo pocas madres amigas, bueno, casi ninguna. Digamos la verdad. Justo en días en que pienso tanto en dónde deberíamos estar, qué nos corresponde. Nunca es lo mismo una vez que te vas. Jamás. La impronta queda aunque vuelvas y más cuando te asimilás bastante. Cuando te servís chilaquiles aunque te piquen un poco y frijol y quiche de espinaca siendo las onche y cacho de la mañana. Ahora, además de asimilada y de serunagordahijadeputa, pago las consecuencias de haber ingerido lácteos con los correspondientes gritos de mi hijo menor. Igual, soy injusta. Cinthya, la mamá de Juan Pablo, se quedó con Coco y Tita en el evento y se ahora se los llevó a su casa a comer pizza. Tuvo la mala suerte de que se cayera Roberta y se hiciera un chichón, no la debería haber dejado. Pero Diego tenía que trabajar y yo estaba con bebé y cansancio por haber dormido muy mal, haber salido miércoles y jueves y haber pasado por emociones fuertes. De todas maneras, Juan Pablo se cambia de colegio por lo cual la única persona con la cual tenía un poco de confianza, ya no va a estar.

Se me parte la cabeza.

¿Dónde deberíamos estar? ¿Por qué no cuajo en ningún lado? Siempre sapo de otro pozo. Siempre sintiendo que no pego. Qué difícil.

En fin.

Así las cosas.

Pensativas y cansadas.

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