lunes, 7 de diciembre de 2009

así, sin pena ni gloria

Sin sobresaltos, ni sorpresas, ni grandes emociones. Así se va apagando el año y mis días en México. Falta poco y me faltan mucho, sobre todo, regalos. Estoy dispersa, cansada, seguramente. Hacemos poca vida social y no me molesta particularmente. Ya somos muchos. Esta semana es la fiesta de la productora. El viernes fui un rato y sólo pude pensar: qué suerte que ya no trabajamos juntos. A Diego le pasó lo mismo. No sé qué voy a ponerme, el finde comí como una cerda y hoy no quise ni acercarme a la balanza. Tengo que trabajar y me da fiaca. Mi madre me dice que no hace calor. No estoy preparada para eso, quiero humedad y altas temperaturas, mi cuerpo lo necesita. Entro a Facebook y pienso: qué obsceno. Sí, ya sé que es ridículo viniendo de mí. No lo puedo evitar. Y no mucho más. 45 minutos de aeróbico, vapor y sauna. Charla con una vecina sobre el divorcio de su hija, la manutención de ella y el nieto, el nuevo matrimonio. La conversión al judaísmo, unas máquinas de café que puso en no sé dónde y las ganas pero imposibilidad de retirarse. Me pregunto, una vez más, por qué recibo tanta información. No hay respuesta. Mientras, sudaba la gota gorda porque estaba bastante fuerte. Baño y a casa. Milo que se me cayó del bebeaseat por pelotudear.

En fin.
Así las cosas.
Distraídas.

No hay comentarios.: