jueves, 2 de julio de 2009

no estoy de humor, sabelo

Pero, de todas maneras, considero que los bajistas son personas muy sexies. A mí no me gustan los tipos que tienen manos pequeñas, aunque hubo excepciones, claro. Yo tuve mi época me gustan los músicos, como todas, supongo. Ver un instrumento y sentir ese cosquilleo irreproducible que los años destierran para siempre. Aunque. Me gusta darme cuenta de que me sigue gustando coger. Y me cabe la gente a la que se le nota que le gusta garchar. Sí, obvio que ayer fuimos a ver a Calamaro. Al Auditorio Condesa. Estuvo bien pero yo me lo podría haber salteado. No lo había visto nunca y lo vi dos veces en nueve meses. Dejé a Camilo y partí después de exprimirme toda la leche que pude. Llegué cansada a la una y media y nos clavamos algo en la cocina. Detesto cuando me preocupo. Las decisiones de marido no me parecen las más acertadas pero ya no tengo ni voz ni voto. ¿Cómo puede ser que eso haya sucedido? No lo sé, no es algo que típico en mí, tal vez el embarazo. La angustia se mezcla con la sensación de cómo vamos a hacer para educar a tanto pibe. Mañana es la graduación de Simi, Milo pesa cinco kilos doscientos y es un gordonchon de lo más simpático. Para Tita es el último día en su escuela de siempre porque en agosto empieza en la de Simi. Creo que está un poco triste y nerviosa pero emocionada a la vez. Y yo. Nada. Eso. Preocupada. Un poco. Abotagada por la lluvia y la grisura y esperando a la grúa del seguro porque se me ponchó una llanta o se me pincho una goma, como prefieras.

La conclusión es: claro que coger como conejos tiene consecuencias y volverte madre de una familia numerosa es la principal. No es tan fácil entender que esto es así for ever y que cada vez más opus y aburguesada por la maternity.

A veces no sé qué quiero.

Pero todo bien, eh. Le estoy poniendo toda la garra.

Así las cosas.

Confusas.

1 comentario:

Unknown dijo...

sos genia, Juli, cada vez que te vuelvo a leer pienso lo mismo: escribis conchudamente bien. dejate de joder con eso de que no sabés qué querés.