jueves, 7 de abril de 2011

cuando pasó el temblor

Veo en FB que tembló y acá no sentimos nada. NADA. Ninguno de los cuatro adultos despiertos. Ahora pienso en Coco que está abajo y que posiblemente sí lo haya sentido. Pobre mi cocuncho.

Por suerte estoy dejando a Mr Hyde y volviendo a ser Dr Jeckyll. De todas maneras, me fui a dormir pensando en un nuevo concepto: estrías emocionales. Nada pasa desapercibido, todo deja marcas.

También pensé en las máximas de siempre. Máximas de pareja que estuvimos hablando con Xime mientras las chicas tomaban sus clases de piano (por cierto, antes me senté una hora a tocar, después de un año y me acordé de lo BIEN que me hace, sobre todo estudiar piezas barrocas, me sosega).

Y no me vengan con eso de que no hay que generalizar ni nada, eh.

Los tipos no quieren que les rompas las bolas: no reclamos, no reproches, no planteos.


Pensar y hablar son dos acciones que no sirven dentro de una relación. Están muy sobrevaluadas.

Lo único que mantiene a las parejas unidas además de los hijos y reírse es coger. Punto.

Bueh, por ahí pensé alguna pavada más.

Cenamos con marido después de que yo le diera de cenar a los chicos, bañara a Milo, lavara los platos, contara cuento y luchara para que se durmieran mientras skypeaba con Domi, a quien hiper mega extraño, y después chateara con coachie.

Después kitchen sex como si fuéramos jóvenes y sin hijos y después un sueño reparador hasta que me tocó despachar a hijo. Ahora espero a que llegue Luzma para poder ir a ventilarme al gym, estaría genial llegar a la clase de zumba pero no me hago muchas ilusiones.

Bueno, chicos.
Así las cosas.

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