sábado, 9 de abril de 2011

viernes/sábado

Uf, las cosas son tan dinámicas, cambian tanto de un día al otro. Ayer a eso de las 2pm me llamó marido y le lloré, descargué semanas de angus en un llanto compungido y ruidoso, con algunos reproches bien de minit con bastante sustento pero reclamos al fin. Me dijo que fuera al Vive, que arreglara con Lu. Quedé con ella que la camio me buscaba en la oficina a las 6pm, que cualquier cosa me avisaba. Ya había arreglado con la madre del amigo de Simón que se quedaba a dormir ahí y también había suspendido mi presencia en el cumple femenino de la noche en restó por Bosques. Ok. Salí a las cinco y cacho para que no me agarrara el tráfico y, previsora, llevé los Cuentos europeos que coachie me regaló para mi cumple y todavía no había empezado. Cuando estaba a unas pocas cuadras me llaman para avisar que la camio, por el tráfico, iba a llegar a las 7pm. Estuve muy cerca de dar la vuelta y volverme a casa pero no lo hice. Estacioné, le pregunté a Ivonne cómo hacerme un café y me tiré en uno de los sillones de arriba a leer. En el medio vomité, debo decirlo, porque ni el atún ni las espinacas me caen bien y hacer dieta en esas condiciones se me complica.

Bueh. Bajé y vi a fobia dirigido por marido en la compu de Ivette, apoyada sobre su escritorio y llamé a Mau que me dijo que en diez minutos llegaba. Así fue pero tardamos unos veinte en llegar al Auditorio y Mau me miró y me dijo algo así como: esto está imposible. Le dije que me bajaba entonces y le pareció bien (no sé si la idea de pasarse dos horas más escuchándome cantar los temas de la transmisión radial del Vive lo desalentaron o qué pero fue el primer propulsor del hecho). Me dejó en la vereda (le dije que no, que bajo ningún concepto daba la vuelta, que iba a caminar) y me eché a andar hacia Polanco. Son pocas cuadras, era de día y tenía puestas zapatillas. En el camino me di cuenta de que tenía muchas ganas de comerme una tira de asado, me dio un antojo fuerte y repentino de carne con ensalada y decidí pasar por la parrilla argentina de Polanquito. El paseo me retrotrajo a unas semanas atrás, a una noche de sábado. Me senté y pregunté si podía pedir media porción, una tira entera es cualquiera para mí sola, y me dijeron que no. Miré la carta y decidí que era un derrape innecesario así que agradecí y seguí mi camino. Manejé cantando, pensando cuán fracaso había sido todo el día, cuán cerca de la locura (que me roza, me repliega y me asusta, todo en iguales cantidades) durante demasiadas horas.

Cuando llegué, Tita comía unos fideos sola. Me calenté unos con un poco de manteca y queso (ya sé que no es lo más diet pero había vomitado y necesitaba algo suavecito y sanador) y  escuché cómo me contaba cosas del festival por vez número mil. Después me puse en camisón (no eran ni las 8.30pm) y me tiré a ver la transmisión de Charly, Jane´s adicction y Nortec durante un buen rato. Igual, a las 11pm estaba durmiendo. Marido llegó cerca de las dos, preparó los fideos que quedaban con gírgolas y portobello y se metió en la cama con Milo que se había despertado. Lo putié diciéndole que era cualquiera, que yo así no podía dormir por lo cual le hice una lechu al beboncho y me dormí cual morsa.

Hoy a las 8am estábamos amaneciendo, nos bañamos casi juntos, desayunamos con Lean y Sebas y ellos se fueron al foro y yo al famoso festival. Sola. Ahí me encontré con el Coco y su familia sustituta temporal. Él, de todas maneras, ya estaba con su best friend por ahí y yo terminé sentada con ellos en la PRIMERA FILA (cosa que jamás en la vida me había sucedido, obviamente), charlando con el señor padre que me contó, como la vez que me conoció, de cuando fue a Bs As hace quince años, que fue a la Biela y se comió una veredita e ingredientes y algo de la recova y el Cesar Park que, seguramente, ya me había contado también en esa ocasión. En fin. No interactué con NADIE más. Leí unas páginas (sí, desde siempre soy la inadaptada que anda con libros por donde no debe) y me sorprendí por el increíble entusiasmo de los padres con los bailes pedorros de los nenes. Juro que no entiendo para qué hacen esas cosas pero hay un lugar en mí que recuerda todas mis participaciones en los actos infantiles y comprende la emoción del momento (yo, es más que obvio que participaba en todo lo participable). Agradecí ser la excepción, si todos los padres fueran como yo, el mundo sería un desastre. De todas maneras, me paré y fui atrás a sacarle fotos a Tita mientras bailaba. Claro que ella no me vio y nada tuvo sentido pero la vi muy compenetrada con la coreo.

La busqué y nos fuimos.

Y ahora: estuve casi una hora intentando que Milo se durmiese pero no lo logré, nos vinimos del club porque se estaba cayendo de sueño, lo metí en la cuna, le hice dos leches pero nada. Los grandes se quedaron con los A. Comimos ahí y no haremos nada más. Yo miraré la transmisión o una peli o qué se yo. Haré algo de cenar y se terminará el día. Un finde solo más de soledad. Ni modo.

Y mañana sí voy. Viene Luzma no sé a qué hora (hace lo que se le cantan los huevos) y me iré en taxi hasta el Auditorio para tomarme el metro y no sufrir las horas de tráfico infame.

Fue un viernes duro. Durísimo. Y nada pasa sin dejar huellas. Pero es lo que hay.

En fin, chicos.
Así las cosas.

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