domingo, 17 de abril de 2011

yo es otra (loca)

Mezclá falta de carbohidratos + hormonas en su máximo esplendor + mucha soledad con hijos + marido a un ritmo imposible y te da una explosión de fastidio, irritación, malhumor y angustia. Yo. Un plomo. No soporto al mundo pero mucho menos a mí.

Era esperanzador estar solos. A marido se le ocurrió comprar bicis en la calle San Pablo, la calle de las bicicleterías en pleno centro. Retozamos, nos bañamos, nos cambiamos todos y finalmente a las 2pm salimos hacía allá. Marido tenía delay, miraba las bicicletas 500 horas, no se concentraba, no prestaba demasiada atención y tardaba mucho. Finalmente en la quinta bicicletería consiguió una de su agrado y a un precio razonable (las bicicletas son algo mucho más caro de lo que uno podría pensar). Yo miré pero preferí no comprar, primero probar con la de él. La pagamos, tardaron 20 minutos en hacernos la factura, después caminamos las tres cuadras angostas y atestadas con los tres chicos de un color que no es el de la media y después estuvimos otra media hora para que marido atara la bici arriba de la camioneta. A todo esto eran las 4.30pm y Milo lloraba gritando: hambre.

Yo me debatía entre mis impulsos asesinos y las ganas incontrolables de salir corriendo para siempre. Pero no contento con esto, pasamos por la oficina a buscar el coche pero marido estuvo 10 minutos adentro haciendo no sé qué. Los chicos quería ir a Mc Donalds y dada la hora, pareció la mejor opción así que pasamos por el de Periférico. Es la comida que más detesto en el mundo, me parece un verdadero asco pero fue rápido, yo comí una ensalada con pollo y la coki con menos gusto a coki que probé en años. Al final logramos llegar a casa, marido acondicionó la bici, los chicos sacaron las suyas y al rato me subí yo. Quiero decir esto: andar en bicicleta me da miedo. Sé andar como casi todos desde los 6 años sin rueditas pero creo que fue a los 11 en Pinamar, un día que no había playa, salimos con las bici que nos traía Rabbione pero que mucho mucho no usábamos porque las calles eran de tierra y me tiré por una barranca o semejantes y me pegué un tortazo de esos que te hacen llorar por los golpes y la humillación. Le tengo mucho miedo a caerme, esa es la verdad, entonces sufro. Y, a la vez, la sensación me parece alucinante, una mezcla de poder y libertad hiper sentadora pero la topografía que rodea a mi casa no ayuda en nada. Bien que hice en no comprarme una.

Como venían Xime y Manuel, marido tenía que ir al super. Logré después de 500 vueltas que se fuera con los dos más chicos y justo se largó la tormenta del siglo. Leí, toqué el piano una hora, volví a leer y volvió casi a las 9pm, habiendo pasado más de hora y media. En fin.

Igual cocinó deli: sopa fría de aguacate, tostadas con foie gras con una salsita de frambuesa y magret de pato con flores de calabaza rellenas de queso de cabra y almendras (y algo más, supongo) asadas. Increíble. Bueno, comí un poco de sopa, unos hongos saltados (portobello, gírgolas y champi con hierbas) que acompañaban al foie (que no comí) y unas flores de calabaza. Eso sí: rompí la dieta porque sentí que sin no ingería alguna harina iba a explotar. Me manduqué un par de pitas horneadas pero no caí más. Hoy ya volví al redil. Y me indispuse así que espero que todo se ordene.

La pasamos muy bien, nos quedamos charlando hasta las 3.30am, marido se tomó media botella de tequila y Manuel otro tanto. Marido patinaba y yo no lo soporto borracho. Bueno, no lo estaría soportando mucho en general pero sabemos que la pareja de largo plazo tiene sus ciclos. Resistirás. 

Hijos se despertaron temprano pero hicieron su vida. Pude estar en la cama hasta las 9.45am, después ordené mucho, los puse a ordenar tipo disciplina militar y me alegré de que se hicieran eco, hice desay lavé todos los platos (los de ayer los había lavado en el momento, casi todos).

Ahora hijo menor duerme a mi lado en el sillón. Marido e hijos mayores se fueron en bici (bueno, Tita caminando) al club. De todas maneras, pareciera que está por llover. Yo quisiera ir al museo Sumaya, el nuevo museo de la hija de Slim, que tiene una colección impresionante. A ver si logro arrastrar a marido.

Ahora voy a atacar diarios. Estoy con delay.

Así las cosas.
Explosivas.

1 comentario:

estudiante crónica dijo...

Lo de Pinamar, las bicis y Rabbione es asi. No las usabamos nunca, y cuando, con mucha voluntad las sacabamos, era imposible andar por las calles de tierra, y yo tambien recuerdo un golpazo en la esquina de Foca y langostinos (venia en velocidad, banco de arena)