jueves, 25 de agosto de 2011

despidiéndome desde el amex

Lo bueno de irse contento es que uno no se entristece. Y lo bueno de irse sin hijos es que tengo ganas de verlos así que no sufro por dejar Buenos Aires. Estoy en el lounge de la platino, tuve que luchar con el wi fi y las nabas de la recepción dicen que es un problema del aeropuerto, que se va y viene. No me queda demasiado tiempo. Tuve cosas que hacer a la mañana además de terminar las valijas, paseé con madre un ratito por el Paseo Alcorta, compartimos un sándwich de salmón, y me trajo a Ezeiza. Todo como muy fluido. Los porteños me parecen simpatiquísimos y amables y lo digo muy en serio. El del mostrador de Lan vio mi gesto cuando pesé una de las valijas y me dijo: "no te preocupes, no te voy a cobrar nada". El policía de la puerta no se quejó cuando madre le pidió dejar el coche para poder ir al baño y la cajera de Carrefour era la misma de cuando yo iba, hace diez años.
Por cierto, me clavé un café con leche con medialunas y ahora me doy cuenta de que es el cuarto del día. Pienso si habrá alguna relación entre la enorme cantidad de cafeína que consumo acá y mis problemas para dormir. No lo sé.
Amé a mis hermanos, hicimos karaoke una noche, ayer cenamos todos juntos hablando de política internacional y alguna otra cosa seria mechada con chistes muy graciosos. Tengo una familia compleja pero bastante genial. Creo que eso no es muy común. Nos reímos siempre mucho mucho y son de mis personas preferidas del mundo aunque no se note del todo. Yo soy una persona difícil para algunas cosas, lo admito. Pero para muchas otras son increíblemente fácil y dúctil. Hice tantas cosas que no puedo enumerarlas. Vi a mucha gente pero a mucha no la vi o la vi poco y me quedé con las ganas. En diciembre volveremos con tiempo. En septiembre marido viene ocho días. A veces siento que mudarnos sería una pavada y otras me resulta impensable. Bueno: ese subibaja emocional es mi vida por temporadas. Me voy a comprar las Inrocks y a esperar el embarque en la puerta. El pibe de Lan, además, ahora que pienso, también me cambió el asiento del segundo tramo por otro mucho más adelante. Un genio.

Estoy contenta, chicos. Muy tranquila y pasándola bien. Ojalá dure mucho.

Así las cosas.

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