lunes, 15 de agosto de 2011

parece ridículo hablar de cualquier otra cosa

Cristina ganó con el 50% de los votos. Y se hizo realidad: la mitad más uno. Así como en la vida me copa hablar de política, en el blog me da hueva. Dejamos acá. Más de la mitad del país está muy contenta y ese sí que es un hito.

Por lo demás, no había entradas para las 3.40pm por lo cual tuvimos que hacer una hora de tiempo. Llevé a los cuatro (que incluía a Feli y a Juana), compré un bote de palomitas de mantequilla y otro de acarameladas (del cual comí una gran cantidad mientras leía tuiter, esperando) y después dormí en profundidad la primera media hora de la peli. Creo que es simpática, a los chicos les gustó y a mí me arrulló amablemente. Marido llegó antes de las 9, comimos unos sandwichitos de parados y después vimos una peli livianísima con Cameron Díaz de quien no dejó de decir lo "divina" que es. Primero pensé que si le diera bola lo dejaría que se la garchara y después me di cuenta de que no da ni un poco, ¿mirá si ella se enamora y el pibe me deja?

Bueh.

Hay situaciones que me enroscan, en la vida en general y situaciones que me fluyen. Por ejemplo, nunca me hice mayor problema por la crianza de mis hijos. Con esto no quiero decir que no lo haga a conciencia o que no sea autocrítica (lo soy y mucho) pero... no es el tema que me llena la cabeza (aunque probablemente haga muy mal). A las 12.30 tenemos pediatra. Nunca llevé a los tres juntos. Ahora me voy a ir al gym y después pasaré a buscarlos. Marido se fue temprano, le extraño bastante. Gusto de que nos ríamos mucho juntos.

El jueves a la noche parto a Bs As y me falta hacer de todo. Los chicos no paran de pelearse, un plomazo.

En fin. No mucho más.
Así las cosas.

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