lunes, 29 de agosto de 2011

México vida cotidiana y alienación

Llego y llama Gaby y me cuenta que balearon a un camión de un colegio por acá cerca, en La Herradura y solo pienso en salir corriendo. Mientras estaba arriba de la elíptica se me hizo un nudo viendo las palomas blancas y los globos que se soltaron en el estadio de fútbol de Monterrey. Ya tenía un nudo previo porque dejé llorando a Camilo en la guardería, que no me gustó nada y no solo porque al entrar vi la cruz gigantesca y pregunté si daban religión y la dueña me contestó cuasi indignada que eran católicos y que les hablaban a los nenes de Jesús y la virgen y yo me angustié pero también pensé, por primera vez en mi vida: qué me importa. Pero después, en la ducha, me pregunté por qué carajo no puedo ser una madre más (aunque desentone por definición) de cualquier colegio pseudo progre, lleno de matrimonios mixtos con veleidades arty intelectuales que quieren mandar a sus hijos al CNBA o a la ORT y se debaten entre la austeridad y lo libros y las casas con jardín y la ropa de diseño. Ya tomé distancia, ya sé lo que es la lucha, abrí el horizonte, conocí gente nueva, viví de todo un poco, viajé. Es válido querer ser uno más. Amalgamarse a esa masa informe pretensiosa y sutil a la que pertenecemos con o sin voluntad. La panza no se me desenrosca. Todo lo demás ya no tiene sentido.

Después sigo.
Así de espantosas las cosas.

1 comentario:

Marcia dijo...

este me dolió,
un besito