miércoles, 31 de agosto de 2011

loca, loca, loca

Cuando no trabajo me rayo mal. Es un problema grave que tengo, una patología ridícula e infantil pero a la que no pienso dedicarle energía para curar. Todo no se puede. Ayer fue un día de esos infames. Cuando marido se acercó a darme beso, después de que le mandara chat pidiéndole que por favor llegara temprano, empecé a llorar angustiadísima. Los chicos estuvieron insoportables y no se dormían. El clima horrible. Salí para el endodoncista y a la altura del politécnico me volví porque el tráfico estaba imposible. Los diarios de SS (Maggie! Sí los estoy leyendo y me copan aunque tengan esa pátina de censura del hijo) no me estarían pegando bien. Bueno, nada me pega del todo bien. Extraño Buenos Aires y no solo tener nombre propio, que es una de las virtudes (y defectos) que tiene la ciudad (el anonimato para alguien tan fóbico y narciso como yo funciona doblemente como condena y liberación) sino principalmente la libertad de ser peatón, de usar la caminata como medio de transporte (plis que nadie salte a decirme que si viviera en la ciudad propiamente dicha sería distinto, a esta altura todos sabemos el por qué de mi exilio suburbano y, además, en México caminar no es una opción como en Bs As).

En fin. También extraño a padres y hermanos. Y extraño mucho ir a un bar a tomar un café con leche, leer el diario en papel, hablar con la gente. Sonreír. En realidad, ahora que pienso, hoy le sonreí a una señora de zumba que se me acercó a preguntar, bah, a aseverar que yo no era de acá. Nadie puede querer tirarme la buena en esa circunstancia. Pero la señora sí. No le importó que tuviera mi peinado extraño, ni mis anteojos ni ropa exclusivamente negra excepto las zapatillas con cordones amarillos.

Tardé mil horas en hacer la compra del super. Mientras elijo decenas de kilos de fruta y verdura me pregunto cómo fue que me volví así, así digo de comprar comida saludable, de hacer tanto ejercicio físico y de estar convencida de que es el único modo de vida válido. Apa.

En fin. No sé. Tengo sueño y un hastío basal. Me voy a deprimir con Susan.
Así las cosas.

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