miércoles, 6 de julio de 2011

con espasmos estomacales

El antibiótico me destruye el aparato digestivo. Ayer hablamos largo y tendido sobre los problemas gástricos con Eze. Recordarlos es como hacer presente toda mi locura. Empezaron a los dieciseís con un nivel de intensidad que me hizo rozar la desesperación. Ahora estoy mucho mejor, hace unos años, aunque claro que el temita vómitos no era de lo más copado y nunca llamé al gastroenterólogo para que me dijera qué hacer. Suelo no tomar medicación, soy reacia a ingerir fármacos y en el caso digestivo estoy segura de que es mucho más útil analizarse que meterse cualquier porquería. En fin. Ahora siento cómo se deshizo la capa entérica y los químicos se comen a mi muy lábil pared estomacal (o algo semejante).

Ayer trabajé, me entristecí (creo que por el horror vacui y cierta soledad ridícula), después vino Xime, comimos milanesas con ensalada y hablamos de la vida, como siempre. Gusto de sentarnos en el sillón a que pensemos juntas. La soledad era el tópico de ayer y usó un término para la pareja que ya había usado alguien más el día anterior, lo que no deja de sorprenderme. Dijo: la pareja es un espejo. Creo que después dijo que es algo así como un espejo deformado pero el sintagma coincidía. Hace tantos años que soy con alguien más (jamás nos separamos ni un día, no hicimos la amenaza de no estar juntos ni por horas, sólo fueron separaciones físicas por viajes) que no sé bien qué significa la soledad pero sí entiendo, cuando marido no viene, que tenés que ser muy fuerte y muy autárquico para aguantarlo. No es mi caso. Cuando se hace de noche y sé que va a venir marido, puedo descentrarme de mi propia cabeza para conectarme con él. Creo que si no, sería psico. De verdad. Ya bastante me cuesta salirme con toda esta gente alrededor, no quiero ni pensar qué pasaría si no la tuviera. Cuando se fue Xime me preparé,  pasé por la oficina a buscar unas impresiones, fui al curso y estuvo bueno aunque tuve que manejar bajo una cortina de agua infame, peligrosa, como no me había pasado nunca. Lo llamé a marido para comentarle pero no me atendió. Después, una vez ahí, se había inundado la puerta y tuve que hundir las patitas en 30cms de agua. Un beishon total. Estuve toda la clase descalza, medio muerta de frío (bueno, no mucho). Siempre soy díscola. Acá más. Siempre desentono porque hago comentarios y/o planteos o cuestionamientos. Aprender a callarme la boca no debería ser mi meta.

En el medio me llamó marido (que no registra nada) para avisarme que nunca había logrado salir de Polanco. Se pasaron con Erica dos horas y media dando vueltas y perdieron el vuelo. Llegaron casi una hora después a cenar con Eze y conmigo a Mog. Al pobre le hice que me trajera unas medias secas que me salvaron la vida (a Eze, no a marido). Estuvo rico y agradable pero marido se ofendió porque no quise buscarlo en la oficina y subir con él. Un plomo. Así que llegó enojado pero yo ya estaba casi dormida y no escuché nada cuando se fue de madrugada. Nada de nada. Me levanté con Simi, me volví a la cama y acá estoy, dos horas y media después, todavía en camisón y con dolor de panza. Mejor me apuro. Pendientes.

Seguro que hay más pero no lo recuerdo.
En fin, chicos.
Así las cosas.
Final countdown.

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