miércoles, 13 de julio de 2011

Crónica de unas vacaciones familiares, Indianápolis 4

Qué cansancio. No, chicos, no les voy a contar nada emocionante. En Indianápolis, con mis tres hijos, los B, las dos pequeñas y marido, no puede pasar mucho. Bah, nunca pasa mucho y lo que pasa diver no lo cuento acá, obvio.
Ayer a la noche todos los pendorchines se quedaron hasta tarde. Es decir, no se durmieron antes que nosotros. Pau hizo el salmón al roquefort con espárragos y después choco. Nadie se rescata pero yo no mido 1.80 como los otros tres adultos, soy un hongo obeso. Dormimos hasta las 9.15am, desayunamos, yo laburé, nos cambiamos y recién al mediodía salimos para el Children´s museum y su fama de ser el más grande do mundo. No es cerca, recorrimos gran parte de Main Street y vimos las típicas mansiones de Indiana y muuuchas iglesias. Cuando llegamos Pau se dio cuenta de que no había llevado billetera, Jorge le sacó foto a su ID pero la deigor del mostrador (en US hay demasiados gordos muy gordos y la comida lleva a eso, los detesto por no ponerse media pila) no quería aflojar hasta que interceptamos a un supervisor altísimo que logró que lo aceptaran como muestra de que es miembro del museo. Nosotros pagamos la entrada y pasamos unas cuantas horas viendo cosas de niños. Muchas horas, para ser sincera. En el salón de Barbie (nada es educativo del todo en este país o, al menos, en esta ciudad) nos quedamos un buen tiempo y en el de Dora ni hablar. Yo manejo cierta paz, finalmente, la paz del desconecte aunque me siento muy sola, de esa soledad basal, la soledad de la multitud. Marido sigue lejos, lejísimos, como en otras épocas. Hace mucho que no nos pasaba pero la enorme diferencia es que antes me alteraba y ahora me pasa cuasi desapercibido. Volvimos, Pau pasó a comprar Lemon pie (no soporta no darse alegrías gastronómicas), merendamos, marido se fue a pasear con Milo, Pau se llevó a los otros a la pile y yo me quedé trabajando. Por suerte avancé bastante. Mañana partimos nosotros a Chicago y el viernes nos encontramos allá. Hotwire nos tiró el mismo hotel, de casualidad. Cuando volvieron de nadar, Pau, Barouh y yo salimos a pasear y marido entretanto prendió un fuego y hace unas colitas. Son las 10.15pm y sigue en eso, también hizo una puré y yo voy a alinear una ensalada verde con una vinagreta rica. Sí, es una maratón alimenticia. Giorgio sube de hacer su rutina en el basement con mis hijos mayores. El bebé tiene arranques locos pero en términos generales es un sol, simpático y dulce.
En fin.
Mucho cansancio.
Así las cosas.

Comer, dormir, pasear, trabajar.

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