domingo, 31 de julio de 2011

dominguismo extremo

Suena Pink Floyd en llamas en los parlantes Bosé. Bueno, ahora suena algo distinto que eligió el shuffle. No gusta. La despertada no fue del todo happy, marido todavía olía a alcohol y me sentí un poco desamparada.

La noche estuvo genial. Marido se puso todas las pilas del mundo e hizo un tapeo en mil tiempos. Comí muy de más pero sobre todo del pastel de coco de Mer. Zarpado. Platos: salmorejo, tortillas de papas y un carpaccio de pulpo y tapenade de aceitunas negras que trajeron Lu y Diego. Después espárragos con jamón serrano, langostinos, pulpo con una salsa de piñones y otra de aglio e olio. Y después de bajar con porro, se manducaron (no sé en qué hueco) el foie con tostada de pan negro rústico y mermelada de frutos del bosque. Estaban todos muy empcionados y creo que bastante borrachos (Mer no consumió nada, no sé cómo nos soportó al resto). Marido después del foie no podía ni hablar. Posta. Patinoso y con los dientes violáceos, asentía sin entender. Yo no bebí. Pero al dulce de leche y coco le entré sin reservas (fue el monchi). No dejamos nada de casi nada (un cacho de tortilla y nada más, un público de lujo). No sé qué vamos a hacer. Siento esta orfandad con la que empecé. Estoy en pijama, nos habremos dormido a las 3am y yo a las 7 ya estaba trayéndome a Milo al cuarto y a partir de las 9 no dormí más así que te manejo un destroyed.

Bueh: eso. Sin planes en el frente, un dominguismo terrible (tal es así que suena Soda). Me estarían sobrando tres hijos aproximadamente. Ah y extraño que Domitila esté en la ciudad.

Así las cosas.

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