domingo, 17 de julio de 2011

Crónica de unas vacaciones familiares, Chicago/ Indianápolis

Quiero regalar a mis hijos. Los dos menores me rompen los huevos acá abajo, en la sala de tele de lo de Pau. Llegamos hace una hora y media aprox. de Chicago con padres, que rentaron una van en la que fuimos super cómodos. Los chicos se portaron super bien todo el camino pero claro, en algún momento la sobreadaptación se paga. Y con padres en zona creo que todo es un poco peor. Tengo los pies agujereados por las ojotas nuevas. Con agujeros reales, dolorosos. Estoy gorda como no estaba desde fines de los noventa, una cosa infame. Pero ya adelgazaré cuando vuelva a mi vida normal, el ejercicio, etcétera. Ayer hicimos día completo en el Acuario. Está bueno pero el show de delfines es vergonzoso, si tanto quieren respetar a los animales, no hagan ningún entrenamiento pero el espectáculo es inexistente. Soy bastante amiga de los peces en general, el fondo marino me parece alucinante. Había una sección especial de Jellies muy muy genial. Me rompen la cabeza. Comimos porquerías ahí adentro, los gringos no se rescatan nunca, después caminamos hasta un starbuck para que pudieran conectar sus iphones 4 al wi fi y ver el partido de Argentina. De ahí de vuelta al estacionamiento para ir al hotel. Marido juntó sus cosas, se dio una ducha y fuimos todos a comer a un restó italiano en donde nos llenamos de pan, pastas y tiramisú, marido nos dejó en el hotel (hizo un raid terrible de manejar hasta Indianápolis de noche solo, a las 8am tomarse avión, bajar en Dallas, conectar para llegar al df, estar un par de horas, volver al aeropuerto, tomarse un vuelo a Bs As- a donde debe estar por despegar-, de ahí ir a Aeroparque, tomarse vuelo a San Pablo, y después volver a Bs As al día siguiente). Los chicos y yo nos dormimos en seguida, nos despertamos con el llamado de madre pero seguimos un rato más, después el Coco se bañó con Milo (amo tener hijo grande que ayuda), Tita se bañó sola, yo terminé de hacer el equipaje, me bañé y bajamos a desayunar en una cafetería infecta y cara del Lobby. Pau bajó bastante después, la puntualidad no es lo suyo. Terminé de cerrar todo y bajamos a hacer el check out que tardó 30 segundos, una señorita lo hizo con un ipad sin ningún problema. Pensaba caminar hasta el hotel de padres pero no nos dio el tiempo así que fueron solo unas cuadras y después un taxi los cuatro. De repente me vi con mis tres hijos sola en Chicago y todo me pareció cualquiera.

(me duele mucho la cabeza, Milo sigue dando vueltas por acá)

Caminamos hasta el hotel de padres desde el Gap de Michigan, padre se quedó con los dos mayores y madre y yo fuimos a otro Urban en donde fui obsequiada con otro vestidet, una cartera linda y un pañuelo de seda que me copó. No vimos nada más porque hacía mucho calor y madre sufre de baja presión. Después caminamos hasta un Bakery Corner en donde habíamos quedado en encontrarnos con los B. Comimos algo, caminamos hasta el Avis para retirar el coche (todo es un touch compli, eh, el equipaje ya lo habíamos cargado en la camio de los B a la mañana, padres se pelean y todo me hace acordar a principios de los 90, cuando era plenamente hija), después tuve que llevar el tema GPS, que perdía la señal cada dos por tres y se complicaba con los detours y cuatro horas después de haber salido y dos paradas en baños y compra de leche, finalmente llegamos a la casa de los chicos. Ellos salieron después porque querían aprovechar el día y todavía no llegaron. No tengo pijama ni cepillo de dientes porque quedó en su coche. Garrón. Acá hicimos algo de cenar liviano y me voy a poner a laburar recién mañana porque ahora no puedo más. Esto de ser madre múltiple e hija a la vez me dejó de cama.

Ah, sí, Chicago. La ciudad es increíblemente hermosa, los espacios públicos están muy aprovechados, no conocimos nada canchero ni de verdad pero de todas maneras, me da la sensación de que es una ciudad que no vibra. Me gusta sentir el latido de las ciudad, pienso en el DF y tiene ese sentimiento de tu tun tu tun. Bs As obvio, NY ni te cuento, Madrid ni hablar.

Bueno, chicos. Mañana tengo que volver al yugo y pasear con padres y hacer cosas de madre. Fueron unos días bastante increíbles a pesar de que marido no me quiso, gusto de desconectar para conectar. Si pudiera vivir así, sería todo mucho mejor. Pero no me sale. Soy desconectada y adicta a internet. Es una tristísima realidad.

Así las cosas.

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