jueves, 20 de marzo de 2008

de la adolescencia

hay épocas en las que pienso todo el tiempo en el pasado y otras en las que me lo olvido por completo. no sabría definir este momento, más lo veo como ráfagas de recuerdos que otra cosa. supongo que el libro que estoy leyendo ayuda.

nadie en mi familia había ido al Bs As, al menos, no nadie muy cercano: ni padres, ni tíos ni hermanas. yo no sabía ni qué era hasta quinto grado. fue ese año que las hermanas mayores de mis amigas del club hicieron el ingreso, también las hermanas de alguno de mis compañeros de la escuela. ahí fue cuando les dije a mis padres que yo quería ir. intentaron disuadirme pero yo insistí. me anotaron en el curso de ingreso y en oriz. mis amigas de la escuela, excepto marce, que era mi mejor amiga, también lo iban a hacer. íbamos juntas. nos llevaban porque no querían que nos tomáramos el subte. ya no recuerdo exactamente qué día iba a cada lugar. sé que a oriz íbamos temprano, después de la escuela. también recuerdo que éramos un grupo grande (estaba ana y todas sus amigas de catalina) pero después nos dividieron en dos. la directora de oriz consideraba que mis amigas no eran buenas influencias, yo tenía muchas chances de entrar y ellas no. qué cruel, pienso ahora, pero esa era la realidad. de hecho, así fue. mi performance fue tirando a mediocre pero entré. en un examen de matemáticas me saqué 22 sobre 50. parece que no entendía nada. lo contrarresté con la mejor nota de mi curso en castellano. y un 48 en historia. matemáticas y geografía eran de lo que más me hacían sufrir. ese año dejé todas mis actividades extraescolares: piano, inglés, etcétera. fue un año de divertirse pero también de padecer. mi mamá me había anotado para dar el examen del ilse y también en el sorteo del liceo 1, que quedaba cerca de mi casa. entré a la mañana con italiano. mis amigas y yo íbamos a ir unos días después al viaje de egresados porque justo coincidía con el examen del ilse. pero la madre de una de ellas era amiga de la directora del curso de ingreso y nos enteramos antes de los resultados: de todas, yo sola había entrado. y de mi grado, de los 12 aproximádamente que lo hicimos, entramos 3. nicolás, de hecho, fue a la división conmigo. y rodri, a la primera. ese año, 1990 fue muy duro, su hermano murió en la escuela por un ataque de asma. fue la primera vez que me enfrenté a la muerte en esas dimensiones. hacía fin de año quise desistir de seguir con el ingreso, estaba hastiada, pero mis padres no me lo permitieron, ya había pasado lo peor. pienso lo agotador y estresante que resulta un año así para chicos de 12 años. y lo frustrante que también puede ser si no entrás. 527 fue el puntaje que sumé, si mal no recuerdo, el mismo exacto que fer. una graciosa coincidencia. salir sorteada a la mañana fue una de las pocas veces que gané algo. no imaginaba la opción de ir a la tarde. me acuerdo perfecto del día del sorteo, teníamos la lista de méritos con todos los apellidos y los iban diciendo en voz alta. los primeros 20 elegían turno. estaba todos concentrados en la 1era y la 2da. yo fui a la 2da. no dí el examen de inglés pero mi mamá dijo que tenía un nivel alto. de todas maneras, en lo relativo de las cosas, era cierto. el nivel de competitividad que se manejaba es indescriptible. con los años, uno lo olvida, pero creo que mirándolo de afuera es verdaderamente delesnable.

no la pasé bien en el colegio. al menos no hasta cuarto año. la pasé pésimo, la adolescencia me pegó muy mal. desde los once años que tenía ataques de angustia, insomnio y todos los síntomas que uno puede tener al entender un poco de qué va. horrible. en el colegio me sentía inferior, no me hacía amigos, sufría. conocía a un montón de gente por el curso de ingreso, de la vida. pero igual sufría. primer año está en el tercer piso. al lado del SUM. tuve baja francés y matemáticas los dos primeros trimestres. pero las levanté. siempre levanté todas las materias, no me llevé ninguna hasta quinto año cuando finalmente perazzo me mandó a diciembre. ese año ya no me importaba nada. fueron años duros. de inseguridad. la división era un desastre. agresiva. hostil. nadie quería mucho a nadie. hubiera deseado tener un contexto un poco menos árido. un grupo de contención, buena onda a mi alrededor. todo hubiera sido más fácil y llevadero.

pero hay algo que sí extraño, lo de siempre: la candidez. la inocencia. la curiosidad. los sentimientos extremos. a los 15 años se me soltó la hormona y ya no me importó nada. me parecía natural toquetearme con compañeros sin darme besos. me gustaba. quería tener un novio y un poco sufría por esos encuentros clandestinos y oscuros. pero se ve que también los disfrutaba y me dejaba ser. no era lo normal? lo seguí haciendo muchos años. y me besé y toquetié con todo aquel con el que me dieron ganas. sin tapujos. cero culpa. me fluía y ahí sí que no me importaba que pensaran los demás. creo que recién me volví un poco más normal cuando conocí a diego. hasta entonces, seguía comportándome como un animalito en celo. creo que olía a sexo. ahora mi marido me considera una contenida, reprimida. a mí me da un poco de gracia pero lo entiendo. ya no hay nada de lo que fui.

por eso, ahora, que estoy tan lejos, no sólo por la edad, me da nostalgia. a pesar de todo.

No hay comentarios.: