lunes, 31 de agosto de 2009

empezando una ardua semana

Sólo porque voy a estar sola. Tengo que hablar bien de mi marido (lo hago poco). Casi todas las mañanas se levanta solo y lo lleva a Simón a la esquina para esperar al camión. Yo, como ya dije muchas veces, dejo todo preparado la noche anterior pero no me levanto. Las excursiones nocturnas de teta al bebé me dejan KO. Por lo general, sí me levanto para la hora de Tita, la visto, desayunamos, le pongo su lunch en la lonchera y el camión la recoge en la puerta. Pero hoy ni eso. Me quedé durmiendo profunda y relajadamente hasta las 8.30. Creo que es el fresquete y la lluvia esta otoñalmente desubicada que me planchó. Finalmente dejé la cama, le di de comer a Milo, me cambié, desayuné y me fui al club. Un poco más de 45 minutos de aeróbico mientras miraba el programa HOY en la tele (tengo el ipod descargado y al iphone le borraron toda la info cuando me lo actualizaron). Pena que la máquina que uso no se presta para la lectura. Creo que lectura y ejercicio no combinan del todo bien. Triste. Tengo muchos libros empezados: Keegan, uno muy gordo del cual no recuerdo el nombre de la autora pero se llama La hija del sepulturero y me pega un poco mal, La historia de los judíos (sí, medio cualquier) y otro que creo que se llama El ayudante. Ah, y obviamente el de laburo. Un kilombo.

Tengo que pasar por la editorial así que voy a picar algo y me voy.

El miércoles a la noche se va Diego y vuelve doce días después. Malisisísimo.

En fin.

Así las cosas.

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