miércoles, 28 de enero de 2009

dolor de cuerpo

Me quedo dormida muy temprano, a las nueve y media subo a acostarme. Diego me maltrata, se pone nervioso e irascible y con conciencia nula. Eso lo hace todo muy difícil. Entonces, me acuesto y me quedo dormida con el partido de tenis de fondo pero a cierta hora (no sé cuál porque el despertador está del lado de mi marido) me despierto y ya no duermo de corrido. Sueños extrañísimos intercalados, incomodidad, tal vez un poco de frío (el calentador lo tiene Carlos). Levantarse y respirar la peor onda. Me agota, me hastía y me hace reflexionar sobre por qué todo esto. ¿Por qué aguanto lo inaguantable? Roberta se pasa al cuarto de su abuelo y la voy a buscar ahí, le hago upa cariñosamente y la llevo a su cuarto para vestirla. Imposible, no quiere saber nada con la escuela. Intento conversar, convencerla, le pregunto qué le pasa. Una nena de cuatro años no puede expresar bien lo que le sucede, eso está clarísimo. No me pongo loca como siempre, mantengo la calma, me angustio un poco, se queda en su cuarto y se niega a ir a la escuela. Diego tampoco consigue nada. Desayunamos todos, Josefa sube, tal vez lo consigue pero no, Roberta sigue en pijama, despeinada y sin ninguna intención de ir. Es una obviedad decir que no pasa nada si no va un día, no se pierde nada. El tema es por qué no quiere ir y no instaurar una rutina de negación. Me preocupa. Hoy mi padre cumple 70 años. Está en Playa del Carmen con mi madre y aún no lo llamé porque son las ocho y veinte de la mañana. En minutos me voy a bañar y vestir e ir con mi suegro a Chedraui. No puedo comprar demasiado porque nos vamos tres días a la playa pero algo de fruta es necesaria. Me duelen mucho los brazos y estoy cansina en general. La mala predisposición de mi marido hacia mí hace estragos no sólo psíquicos. Como casi siempre me dan ganas de renunciar. Renuncio. ¿Es performativo?

Así las cosas. Grises a pesar del sol.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi hija empezó el jardin en sala de 3 años. Iba gustosa todos los dias. Volvia y nos contaba todo lo que habia hecho. Pero cuando el año pasado le tocó hacer la sala de 4 años empezó bien pero promediando mitad de año se encaprichaba y no quería ir. Descartamos las obviedades (un compañerito que la maltrate, problemas en la flia, embarazos cercanos, etc) y solo nos quedó armarnos de paciencia. No fue fácil pero terminó el año bastante contenta, aunque cansada.

Estimo que si tu hija tiene la misma edad y "sintomas" parecidos ha de ser una etapa comun a los niños, así que no es para preocuparse.

Mucha fuerza y sobre todo paciencia, por vos, por los chicos que ya tenés y por el que están en camino.

Kisses!

G