sábado, 17 de enero de 2009

sábado, sale el sol

Amaneció gris como el resto de los días pero después de las once salió el sol. Increíble. Nos quedamos echados y a las diez nos levantamos a desayunar. Jose se fue porque tenía algo que hacer. Diego se bañó con los chicos y yo me bañé sola a continuación. Después me fui con los dos al super ycompré las cosas para preparar el pastel de bodas, para la comida que vienen amigos, llegué y me puse a preparar todo. Diego se quedó trabajando. Tardé más de una hora y media para hacer los dos pasteles, armar la picada, poner la mesa, desmoldar los pasteles, rellenarlos (me quedaron medio como el orto, demasiado esponjosos para cortar, espero que con el betún mejoren), poner agua en la olla, lavar todo lo usado y no sé qué más. La cuestión es que me agoté e hice poquitísimo. Diego hizo una salsa de hongos secos, panceta y aceitunas. Yo sólo puedo comer con un poco de crema. Se volvió a nublar. A la tarde iremos a lo de Pau y temprano al brindis.

El clima condiciona el humor, no sé cómo aguantan en Londres y lugares semejantes, yo, definitivamente, no podría vivir así.

Y no mucho más. Estoy un poco cansada y levemente desasosegada.

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