sábado, 24 de enero de 2009

es sábado, salen unos entra el que sigue

Ayer los chicos iban al cine y a comer con mis padres por lo cual Diego y yo tendríamos un almuerzo a solas en algún lugarcito para charlar. Muchas cosas que pensar y definir, ordenar el año y semejantes. Obviamente, los planes cambiaron y tuve un derrotero entre las Lomas y Polanco que terminó en un restorán cercano con otra pareja de amigos comiendo muy rico y acompañados. Terminamos bien tarde, entre los tres se habían tomado dos botellas de vino, comimos entradas y luego yo ravioles de langosta con una salsa de azafrán. Un poco fríos, eso sí. Una tarde agradable. LLegué a casa y Tita ya estaba agotada y malhumorienta, puede hacerte la vida increíblemente difícil. Vino Pau, tomamos un té con mi madre y nos quedamos un rato con los chicos, ya todos están más grandes y en breve vendrán los nuevos bebés.

A la noche mi padre comió unos fideos y después tuvimos que resolver muchos temas del pasaje del padre de Diego que llega hoy por la tarde. Las aerolíneas y los bancos son un verdadero quiste de la sociedad. Lo peor. Igual, todo salió bien aunque a las seis de la mañana sonó el despertador y Diego llamó a Buenos Aires para dar el nuevo número de reserva. A las siete y veinte hicimos el desayuno para poder compartirlo con padre y madre que partían hacia la playa. Primero Caribe, después Miami. Por suerte todavía se pueden dar la buena vida, me hubiera ido feliz yo también. A la noche Diego buscará al padre y yo iré al cumple de Ile.

Simón y marido partieron a las ocho cuarenta al club, partido tempranero. Tita y yo hicimos galletas, quedaron profesionales pero tenemos el problema de comernos la mitad de la masa cruda. Sí, soy lo peor. No sólo por gorda sino porque estoy pésimo del reflujo, los tres remedio no terminan de hacer efecto y yo no ayudo lo que debería con la alimentación.

No dormí nada. Elucubrando. Pienso, pienso, pienso. Poco que hacer, eso es verdad. La rutina. Las actividades extra escolares, la comida balanceada. Mi madre que dice que no me voy a arrepentir nunca de dedicarme a mis hijos, yo no lo sé. Mi marido que me pregunta (no en estos días) si no pienso volver a trabajar en la vida, me siento presionada, cuidar hijos y casa es un trabajo ingrato, el más ingrato. No lo entiende en lo más mínimo. Mi padre también me busca trabajo aunque estoy embarazada de cinco meses y medio. Tengo que llevar al Coco al dermatólogo, el mueble, las fundas, la credencial del IFE, el pasaporte de Roberta, visitas, súper.

En fin. Afuera hay sol. No puedo pedir más.

Nos vamos a bañar con Tita.
Así las cosas.

1 comentario:

LA RUSI RELOADED dijo...

juli, tengo una muy buena amiga que tiene un año más que yo, que estudió administraciòn (algo nada que ver con ella) y que luego de varios trabajos en los que no era lo que quería, se casó tuvo 3 tres hijos y hace unos días escribió esto: " nunca fue mi desvelo casarme, tener hijos, tener plata, tener casa, tener un cuerpo perfecto, tener una inteligencia superior; todas esas cosas me interesaban, me interesan, agradezco tenerlas pero jamás me quitaron el sueño...pero encontrar mi vocaciòn, mi trabajo, algo que me diera gusto hacer y cobrar lo que correspondía...eso si me llevo años enteros sin dormir, sentir que tenía una gran capacidad y que no estaba poniéndola en donde realmente servia. En donde realmente sirviera para mí." Creo que no es el momento, se que sos increible, solo tenes que buscar y encontrar...Te quiero mucho