miércoles, 14 de enero de 2009

lo malo del abismo

Es que efectivamente te podés caer al vacío. La vida como una llanura infinita no funciona, no es la primera vez que me pasa pero hacía mucho que no tanto. Un nivel de soledad y tristeza que no sé cómo combatir, mi madre me manda mail preocupada porque entiende que soy un escracho aunque no se lo diga. Tampoco tengo demasiadas ganas de hablar del tema, a decir verdad. Quiero dormir y dormir. Lloro. Mucho. Diego me abraza y se preocupa pero no tiene ninguna estrategia. Me pregunto qué espero de él pero tampoco tengo respuesta. Ayuda. Supongo. De algún tipo. Aunque suelo volverme un puercoespín cuando estoy así, lo reconozco. Las espinas son la mejor defensa de la debilidad. Es como la gente desagradable o muy soberbia o antipática, siempre pienso que es inseguridad. Es una teoría mía, lo sé, pero me cierra. Yo era graciosa y más o menos llevadera, ahora soy un hongo en estado de descomposición. Soy lo que queda de mí. Con una panza.

Cené a las siete de la tarde, la sopa que dejaron los chicos. Para evitarle a Diego enfrentarse con la comida, encima soy buena onda. Pienso que es lo que corresponde, desayuno sola con los chicos al igual que la comida. La cinta sin fin. Él intenta llegar temprano pero el tráfico arruina sus planes, cuando llega prepara su brebaje solo en la cocina mientras yo me hundo un poco más cada vez en el sillón. El se sienta conmigo, pone CNN (la tele me deprime pero a cierta hora resulta la única opción) y contesta mails, muchos, uno tras otro que siguen llegando. Me voy a la cama, son las nueve y media, me abrigo bien y me meto. Él viene y después de dar vueltas busca una de las pelis que nos quedan. Una cualquiera, La duquesa. Keira Knightley es demasiado flaca. Yo miro y Diego ronca abrazándome. Roberta viene a la cama, la llevo cuando termino de verla, Diego se levanta, se lava los dientes y se vuelve a dormir. Yo escucho de reojo un informe sobre los migrantes que vuelven a México. Algún día seré una migrante que vuleve a Argentina. Supongo. Finalmente me duermo pero no descanso. Lo de siempre. Extraño dormir boca abajo, es, para mí, el único modo real de dormir. El resto es una farsa.

Ahora, o leer un rato o bañarme e ir al super. Fruta y verdura. Cosas que me olvidé ayer. Fiaca y depresión.

Malísimo.

1 comentario:

nv dijo...

J

al menos te queda escribir, y eso algún bien te hace. yo embarazada ni eso. era un alien: no podía leer y menos escribir. un alien malumorado y presto a invernar todo el tiempo (a empollar) como resignada alternativa. el embarazo tira muuuuuuy para abajo y potencia todo pero la recompensa es esa vidita en camino. vas a tener otro hijo hermoso.

seguinos teniendo al tanto, te seguimos, besos