viernes, 20 de mayo de 2011

agotada

Acaba de sonar el tel y pensé que era Domi que después de una hora de charla telefónica se había olvidado de decirme algo pero no, era la Shamex avisándome que va exactamente los mismos días que yo a Madrid. Grosso.

En la vida real: cansancio. Mis dos hijos menores comen yogur y fruta al lado mío a pesar de que es tardísimo. Marido e hijo mayor están en un show. Yo me caigo a cachos. Tuve una semana agitada. La persona con la que más intimidad pegué fue el endondoncista, fui tres veces y tengo que volver mañana. No me lo puedo creer. Pesadilla. Quiero dormir. Quiero resolver todo lo que tengo pendiente hasta que sea martes 8.30pm y me esté tomando el avión. El coche me pide cambio de aceite cada vez que me subo, me supera.

La gente poco honesta, sin clase, etc, etc, me desorienta y me indigna. Ayer la profesora del curso dijo que soy "cortante", no me cayó bien, no es necesario hacer ostensible que te caigo como el orto porque puse de manifiesto tus falencias clase tras clase. Igual, desearía con toda mi alma ser una persona fácil, dúctil, amena y llevadera pero no me sale. Sufro por eso (en algún punto) pero también me protege. Que me digan que soy cortante me provoca ciertas ganas de llorar.

La estupidez y la falta de honradez me superan. Perdón la rima.

Estoy inconexa, me fui todo el puto día de casa y no estoy acostumbrada. Comí con marido un breve rato, me hizo la pantomima de levantarse e irse pero volvió a sentarse y nos comimos las ensaldas. Empecé y terminé el día hundida en el frasco de nutella. Más desubique de lo de la mañana (cuchariar a las 6.40am es MUY cualquier cosa) que la tentación de la noche.

Bueh. Me voy a dormir.
Así las cosas, chicos.

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