martes, 10 de mayo de 2011

como siempre, un día de la madre intrascendente

Creo que no hay día más importante en México que el 10 de mayo. La ciudad se vuelve un caos, la gente anda con pasteles y apuro y las actividades se paran por completo. A mí no me toca. No sólo porque no estamos acostumbrados a semejante ensalsamiento de la madre sino porque, en general, marido no está (por una u otra razón) y suelo no tener regalo. No pasa nada. Es levemente triste porque los chicos ven cómo para todos es super importante y acá pasa desapercibido. Están emocionadísimos con los regalos que me hicieron en la escuela, que me van a encantar y que la carta es hermosa (Tita dixit). En fin.

Ayer fue un día malo. Creo que el factor muela insidió bastante. A las 8.30pm terminé en lo de la denstista que recién después de contarme todos sus problemas con el marido (que tuvo un acv), detalles económicos de por qué no se separa y algún otro etcétera (obvio: yo pregunté), me sacó una radiografía que dejó ver que el conducto que me hicieron acá hace cinco años está mal, que no llegaron hasta el fondo y que por ende se me generó una reacción abajo del diente que me está haciendo sufrir considerablemente. Es evidente que tengo la peor de las suertes con las endodoncias. A los 12 años me hicieron una y me dejaron un cacho de lima adentro. La muela me dolió los siguientes trece años y a los 25 me la tuvieron que sacar porque no había nada qué hacer. Le quiero ir a romper las piernas a este endodoncista. Si tuviera los datos lo llamaría y le haría un escándalo pero ni siquiera sé de dónde salió. Iba a ir hoy al endodoncista, que me cobrará una pequeña fortuna por arreglar este desastre, pero lo tuve que dejar para el viernes porque con el bardo materno, no da bajar a la Condesa. Además, los chicos salen temprano.

Por lo demás, 55 minutos de elíptica (le subí al tiempo y al esfuerzo), un buen rato de sauna, ducha y encremarme. De repente quiero ser femenina. No creo que me salga. También tengo ganas de hacer yoga y pilates pero sacaron los horarios de las clases así que no sé bien cuándo me tocaría. Quiero estilizar un cacho mi morruda humanidad.

Trabajo pendiente. Cierto raye basal aunado a otra cierta tranquilidad. Sé que es en exceso contradictorio pero me siento libre de un montón de pensamientos que antes me pesaban y ahora me chupan un egg. Quiero que venga marido, que por cierto, intenta skypear desde Bogotá (en donde hizo escala) sin éxito, para sentir esa incondicionalidad de la pareja.

De repente siento renacer el interés por el mundo, se va y me viene sin causas aparentes y hago lo que puedo con eso. Me gustaría ser mucho más atenta y productiva. Sarlo dijo una vez en una de sus clases que si no leíamos todo lo que teníamos que leer era por pereza, que muchos de los clásicos se leían en una noche. Lo sigo recordando con culpa y pesar porque a la noche lo que más quiero es dormir y durante el día, procastinar.

En fin, de hecho me pongo YA mismo a trabajar (bueno, puede que primero repase los diarios).
Así las cosas, chicos.
Así las cosas.

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