martes, 17 de mayo de 2011

el sol, los pájaron cantando, las ocupaciones, los viajes, la maternidad

Hay una cierta paz y una cierta soledad internética que, al final, creo que es sana. Hay una suerte de puro presente que me hace bien. Pienso poco, casi nada, no sé si por el dolor de muelas, por la coyuntura, el calor, las cosas que hacer o qué.
Ayer a la noche, al final, hice la conserva, como quien no quiere la cosa, mientras marido se preparaba un filet de pescado ultra light, con unas verduras. Creo que decidió dejar de comer compulsivamente. Yo no adelgazo y presumo que en parte hay un factor externo.

Tengo un cansancio basal pero a la vez quiero hacer cosas. Comprarme ropa dentro del espectro banal. Leer y cocinar, dentro del espectro casero. Tengo, de todas maneras, que ponerme las pilas y hacer un menú para la semana que viene que me voy. Día y noche ver qué comen. Medio plomo pero es lo que toca. También debería sacar un turno para el pediatra de los chicos a la vuelta. Nutrióloga para nosotros. Ver lo del pasaporte español de Tita y otros etcéteras.



Igual: hago apología de los no hijos. Me parece ultra válido.

Aunque son de los factores que me dan ráfagas de felicidad. Pequeños destellos de poder.

Todo pareciera ser plano por estos días. Creo que se relaciona con el clima. Con la falta de relación con Bs As. Con el aquí y el ahora. La falta de ambición. El alejamiento de la locura. La unidimensionalidad.

En fin.

Voy a hacer un llamado (ya solucioné unas cuantas cosas de trabajo en este rato), cambiarme y después ir al gym. Hago bastante duro y quedo de cama. La muela me sigue doliendo. Mucho. Pero excepto por el antibiótico, no me dio nada más para tomar. No era muy prolijo.

Me pasaré la tarde fuera de casa.

Bueno, chicos.
Así las cosas.

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