lunes, 16 de mayo de 2011

la placidez del domingo

Chocó contra el bajón de la (re) endodoncia y quedé yo, en el medio, sólo deseando dormir.

Ayer me quedé en camisón hasta pasada la 1pm, leyendo con atención los diarios (muy entretenidos, por cierto), después me bañé y trabajé un rato. Marido llegó del club (fue y vino en bici), preparó carne al horno con papas y batatas y una mega ensalada y puso con Luzma la mesa. A Tita la trajeron, después llegaron los A y al rato, el Coco. Walter me dijo que estaba más flaca pero que parezco un amigo (en clara alusión a mi falta de tetas). Yo contesté por vez número mil que no, no me voy a operar. Me gusta tener mini tetas. Comimos como cerdos y luego nos tiramos en los sillones a intentar digerir. Los hombres se durmieron un rato y nosotras charlamos vegetativamente.

Y después: nada. Ni peli. Marido estaba agotado y yo también así que después de un poco de sexo para relajar, nos dormimos temprano.

Me duelen las piernas por la patinadora además de sentir todo el vejamiento del endodoncista en el cuerpo. Una hora y cuarto soportando la tortura de las limas, después de que me arrancara lo de arriba, etcétera, etcétera, fue demasiado. Madre me entendió perfecto y dijo que me tirara a descansar. Le hice caso. Terminé de comer, me lavé los dientes y acá estoy, por echarme más activamente a no hacer nada en la cama. De todas maneras, a las 4.30 tengo que ir a buscar a Simi y después pasaremos por lo de María porque es el cumple de Feli. Tengo que hacer dieta sí o sí por lo cual es un programa que me cae raro.

En fin, chicos.
Así de despojo las cosas.

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