domingo, 10 de mayo de 2009

madres

Hoy acá es el día de la MADRE, así con mayúsculas porque la mamá tiene un papel fundamental en el imaginario colectivo que yo, argentina como soy a pesar del pasaporte, no logro terminar de entender. Lo que sí entiendo es lo bien que me vino que mi madre estuviera aquí estas semanas, nunca sentí tan útil y necesaria la ayuda. Si dijera que la relación con mi madre fue fácil, mentiría pero si digo que ahora es una relación todo lo a-conflictiva que una relación madre e hija puede ser, estaría acercándome a la verdad. Por suerte. Costó pero lo logramos. Eso sí, ya saben, ella y el mundo gustan de decir mucho y todo el tiempo, todo lo que hago mal. Parece que casi todo. Qué pena.

Hoy estoy medio tristona. Ayer fue un día de mierda, me sentí de lo peor. Sola y arrepentida. Diego tuvo que llevar a Tita al hospital, junto con mi padre que había llegado esa misma mañana, porque le dolía mucho la cabeza y vomitó. No soy buenos síntomas para tener estos días. Afortunadamente no era más que la misma bacteria de la semana pasada, sólo le quedan tres días de antibióticos (que no le deben estar cayendo demasiado bien) y ya debería estar curada. Pero entonces la noche: a las dos menos diez se despertó Milo, comió. A las tres sonó el despertador para darle el Motrin a Tita, llanto, gritos de mi marido (hacia mí, completamente injustos), vuelta a la cama, Luego Milo con hambre nuevamente y al rato Tita con miedo, ir a su cama, quedarme con ella, buscar almohadón mío, dejárselo, volver a la cama para que no mucho después Milo con hambre nuevamente y todo mojado y cambiarlo y perder el despertador que se cayó detrás de la cama y escuchar cómo mi marido me dice que apague la luz del vestidor y querer desaparecer, llorar desconsoladamente en la oscuridad del baño, de la cama, pensar por qué, qué hice. Todo un proceso que duró hasta las seis y media de la mañana. A las nueve Milo con hambre nuevamente, hijos que vinieron a saludarme en mi día, con regalos que compró ayer a la noche marido, lo que ya sabía: raqueta de tenis y conjunto ad hoc (eso sí, tiene muchas esperanzas porque la remera es small y el short, medium).

Lo único bueno: ya voy 10 kg, me sobran 12 más los 2 de antes. Ojalá siguiera a este ritmo, 10 kilos en doce días haría que en un mes y medio esté espléndida, no lo creo. Por ahora, sigo con las babuchas que me trajo madre, ojotas y remeras amplias (no tengo demasiadas). Y tengo que teñirme urgente y depilarme en profundidad y trabajar, trabajar mucho y no me da la energía.

En fin.

Así de festejadas las cosas.

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