jueves, 14 de mayo de 2009

puérpera

Lloro mientras me tiño el pelo y termino de leer la novela para hacer el dictamen. Me llevó mucho tiempo porque es larga. Y lloro no sé bien por qué. Va a venir Pau a comer y voy a hacer un pastel de papa y a la tarde saldré a tomar un café para orearme de este encierro. Hoy saqué a Camilo a caminar en su carriola por primera vez, la vuelta al perro encerrados en el fraccionamiento, el único camino posible. Me costó dormirme. Los ruidos del bebé incómodo por sus gases o molestias no me dejan en paz, me lo traigo a la cama, a mi pecho, para que los dos estemos tranquilos. Él se duerme, a mí me cuesta más. Son las doce menos cuarto y tal vez entonces puedo conciliar el sueño. Me levanto una vez. Le doy la teta. Me vuelvo a dormir pero a las cuatro menos cuarto me despierto, lo alimento y no me duermo más. Pienso demasiado. Tengo sensaciones corporales raras, me desdoblo, me voy para abajo, me choco contra algo grande y redondo. Me angustio por los miles de trámites que tengo que hacer. Registrar a bebé, los pasaportes de los dos, el pasaporte español, hacerlos argentinos. ¿Volver? ¿Vale la pena soñar con eso? ¿A dónde vamos? Pensar que tres hijos es demasiado, que me equivoqué, que no puedo ni con dos ¿qué hice? Tan sola. Me siento. Ahora lo escucho, está arriba y yo en el estudio, es un divino, me lo como a besos, un sol. Pero.

Pero.

Mi vida es un gran pero.

Y lloro. Pero tengo que trabajar y bañarme y hacer el pastel de papas y alimentar a Milo.

Así las cosas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tranquila, las hormonas te traen frita, es normal, solo ten en cuenta que todo pasa, animo! Alesita