domingo, 17 de mayo de 2009

¿Y, cómo vas?

Mirá, más o menos. No estoy pasándola genial pero tampoco estoy angustiada, a veces, un poco triste. Ayer a la mañana fui al super con mi papá y Camilo. No nos llevamos muy bien en este viaje (con mi papá, obviamente, con el bebé por suerte tenemos una excelente relación, es con quien mejor me llevo en este momento, a decir verdad), hicimos la compra, fue la primer salida de Camilo a un lugar público y después de dejar las vituallas en el auto, cruzamos caminando al Starbucks que está en el centro comercial de enfrente. Cuando volvíamos, mi padre se dio cuenta de que no tenía las llaves del auto (único juego porque la copia no sé a quién se le perdió), estábamos seguros de que la habría dejado puesta pero llegamos y no estaba, desesperación. Vuelta a Starbucks, nada, servicio al cliente, nada, llamo a Diego que me pone la peor voz y me dice que ahora viene (estaba en el club con los chicos). Cuando ya todo parecía perdido y un bardo (mi papá a la una y media tenía que salir para el aeropuerto y eran las doce y cacho), se acercó un pibito a decir que las había encontrado, lo quise matar, si pasa eso o dejás la llave donde está o la llevás a servicio al cliente pero nunca, NUNCA, te la llevás...en fin, obviamente no lo putié, le dijimos gracias y nos vinimos para casa. Después de que mi padre se fuera, preparamos algo de comer, lo pusimos en una bandeja (tipo atún, tomates secos, guacamole, tostadas de maíz, palmitos y unas salchichitas para los niños) y nos fuimos a la sala de tele a ver el partido de Del Potro. A eso de las cuatro y pico fuimos a lo de María, era el cumpleaños de Felicitas y nos quedamos ahí mientras los niños jugaban. Yo comí unos chipas a pesar de mi dieta pero me mantuve incólumne ante los dulces. Después Diego se enojó conmigo y con Simón (todo esto me pone muy mal) y estuvo enculado toda la noche, hizo pizzas (yo no quería, quería yo hacer unas tartas rápidas pero contra el deseo de Diego es imposible luchar, igual le salieron ricas) y vinieron Marian y Jorge y Pau a terminar de ver Lost, nos vimos los últimos cuatro capítulos (los habíamos acumulado para verlos así, de un saque) y se fueron como a la una y media. No dormí nada, Camilo tenía dolores de panza y me pasé la noche de acá para allá (antes había dormido perfecto). A las diez menos diez irrumpió Diego diciéndome que se iba al club y que me dejaba los chicos. Ahora los tres están en mi cuarto, los mayores miran Laberinto (no pudimos hacer andar el DVD de la sala de tele) y Milo duerme (eso espero). Yo me tomé un café y me hice un bowl con frutas, yogur y granola y voy a ir a tirarme con ellos. Acaba de salir un poco el sol, en cuando pueda levantar campamento, voy a salir a caminar pero no creo que ir sola con los tres sea la mejor idea.

En esas ando. Sola y no reina para nada la paz.

Pero ni modo.

Así las cosas.

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