miércoles, 17 de noviembre de 2010

doble ??

Dormí tan tan mal que no te lo puedo ni describir. Pensamientos cualquierísimos, bastante culpa de tuiter y de otras ridiculeces de mi vida, se cruzaban como flechas y yo las intentaba esquivar con poco éxito. A eso de las 4am sentí mucho movimiento por la cama y el cuarto. Roberta había sacado al bebé de la cuna y se habían pasado los dos a nuestro espacio. Milo gritaba mamamamama y yo cada vez tenía menor lugar en la cama. Todo esto pasa del lado de marido porque marido no reacciona, se hace el boludo y sigue durmiendo. En cuanto entendí la situación lo mandé a que reubicara a cada uno en su lugar pero al rato tuve que bajar a hacerle una mamila al menor que seguía a grito pelado. Para colmo nos quedamos dormidos. Por primera vez desde que Coco va a la primaria creo que no puse el despertador. Marido suele activar la alarma de la BB y del Ipad pero hoy no sé qué pasó. Horrible. Nos despertamos con los golpes en la puerta de la nana del camión. Simón se malhumoró, para variar, y se llevó un paquete de galles para el camino, mientras se quejaba por no poder tomar la leche. En fin.

Ayer: nada. Ah sí, fui a la psico y le dije como cinco veces que me sentía muy afortunada, sólo se me quebró la voz al final, cuando concluyo que nací estreshada. Me pregunta si con estrella y le digo que no, aplastada contra un muro. Pero no importa, o sí, pero no sé si está en mis manos solucionarlo.

Cenamos con marido y de postre se hizo un plato de brie y queso de cabra acompañados por unas zarzamoras flambeadas con ron y rociadas con azúcar y jugo de limón. Estaba tan feliz con su plato que daba ternura y aunque hiper insistió, no lo probé. No es el tipo de sabor que me llama, pipu, deberías saberlo.

Y acá estamos. Fui a hacer un mini rato de gym, sauna y super. Llevé a arreglar reloj de marido después de alta insistencia y me doy cuenta de que Buenos Aires está a la vuelta de la esquina. Espero poder ver a toda la gente que quiero, recién venía pensando que es una vacación que no me relaja para nada sino que, por el contrario, me estresa pero: ni modo.

Bueno, chicos...
Así las cosas.
Final countdown (sí, sí, exagero!).

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