lunes, 23 de mayo de 2005

viene para largo

finalmente me decidí a escribir mi bio...aquí va la primera parte que es muy extensa y no muy divertida...parece que soy más detallista que el kinder, de todas maneras, nadie está obligado a leerla...

en fin, veremos qué pasa


Parte I

Nací un 12 de noviembre de 1977, creo y digo creo, que era sábado a la madrugada. Hasta que no fui madre me pregunté muchas veces cómo alguien podía querer tener hijos en ese contexto, luego entendí que justamente por eso la gente quería tener hijos, no solucionan nada pero dan un poco de sentido a esta rara existencia y abren un poco de esperanza. En fin.

Mi familia era un kilombo, mi papá, Hugo, abogado, modelo 39´, divorciado, dos hijas: Ale y Marce (6 y 10 años respectivamente en el momento de mi nacimiento). Mi mamá, Silvina, psicoanalista (médica, por favor nunca le digan psicóloga, la ofende), modelo 51´, soltera (mis padres se casaron cuando salió la ley de divorcio, a mis 9). Vivíamos en la torre redonda de Dorrego. Torre de milicos, qué se yo, supongo que era a lo que podían acceder. Poco me acuerdo de mis primeros 3 años de vida. Algunos flashes perdidos pero nada más. Como ya casi todos saben, el 16 de noviembre de 1980 nació Dieguito. Parece que mi familia estaba peor aún. A Marce le agarró un terrible ataque de celos, a mí también y de Ale nadie dice nada. Supongo que como siempre la pobre apechugó en silencio. Justo antes de que naciera el Kinder (en realidad se adelantó 15 días porque mi vieja se dedicó a treparse a forrar placares) nos mudamos a Canning y Las Heras, pero antes tuvimos que vivir 2 o 3 semanas en la casa de mis abuelos. En mitad de eso cumplí 3 años. Mi mamá me lo festejó dos días después y el día de mi cumple no me dijo nada. Sí, un poco mostruoso pero creo que eso, al menos eso, no dejó marcas indelebles.

Cuestión que el kinder nació en La pequeña compañía, actualmente Mater Dei, sanatorio de monjas alemanas. El pobre nació rasguñado y bastante feucho pero al mes era un sol (parece que estoy escribiendo su biografía en lugar de la mía). El mito familiar (o la novela familiar del neurótico) dice que yo fui la nena más linda, buena y agradable del mundo hasta que nació mi hermanito. Parece que no quería separarme de mi mamá ni un minuto. No lo sé, no puedo saberlo. En marzo de 1981 empecé el jardín. Ser niño se llamaba y quedaba en República de la India. También poco me acuerdo de ese año. Eso sí, iba con Peti (de ella sí que no me acuerdo), con Lucas Baskin (después fue al Buchardo) y Alina Corbacho (después fuimos juntas a la primaria). Eramos novios, Alina y yo de Lucas. Me acuerdo que un día fuimos a jugar a la casa (vivía en la esquina de Seguí y Lafinur, justo en la cuadra de mi departamento de antes de venir a México) y nos comimos un paquete entero de Aspirinetas. Yo no era de hacer esas cosas pero parece que me dejé llevar. En fin. Eso, empezar el jardín, tener un hermano, qué se yo, debe haber sido una etapa difícil. Creo que ese mismo año empecé a ir al analista, Rinaldi, por lo menos a alguna consulta. Nunca perdí la costumbre. A los 4 empecé a ir a la escuela pública, no sé cómo se llama ese colegio pero es el viejo que queda en Salguero y Julían Alvarez. Corría el año 82, Malvinas. La escuela se caía a pedazos, yo iba a sala roja y mi maestra era Iris, yo no me despegaba de ella, calculo que insoportable. Mi papá tuvo que gritar y pelearse mucho para que me pasaran al Van Gelderen, una de las nuevas escuelas de Cacciatore. Tan de ladrillos, tan reluciente, tan nueva. Finalmente me pasaron junto con mis compañeros de sala roja, en el 83 empezamos sala verde con María Teresa, más que una maestra parecía una vedette. Era preescolar y todo era nuevo y lindo. Ese año me rompí la pera contra un borde de ladrillos. Porque era todo lindo y nuevo y reluciente pero hiper peligroso, muchas puntas, muchos vidrios. Ese año también mi papá compró la primera tele color de la familia, un Grundig de los blanquitos con ocho botones para los canales. Sólo a mi papá se le ocurre cambiarse al technicolor justo en medio de una guerra. En fin. Me acuerdo perfecto el día que lo trajo. Yo estaba tirada en el piso del living y mi mamá tejía un suerter que nunca me entró.

Mis hermanas venían unas cuantas veces por semana y mirábamos todos juntos Chips, patrulla motorizada. Marce nos hacía tomar pastillas de fluor y lavarnos los pies en el bidet. Siempre fue un poco rompe pero la imagen de estar los 4 en ese cuarto mini, repartidos en las dos camas, es sin lugar a dudas, un recuerdo grato. En primer grado mi maestra fue Marta y en segundo también. En preescolar tuve un novio coreano, Cristian, que no pudo venir a mi cumple porque se enfermó. Pero me regaló una casita blanca como de cerámica, chiquita que duró muchos años más. No sé a donde fue a parar, me gustaría tenerla. Durante toda la primaria tuve un solo novio, Rodri, en tercer grado. Pero no me dejaba que lo hiciéramos público, un mal antecedente, lo sé. Rodri nació en México y entró en preescolar. Después de mantenerlo en secreto me cortó. También fue al Buenos Aires, recién a los 18 me contó que era gay. En el camino tuvo muchas novias, igual creo que sólo a los novios los mantenía en secreto. Mmmmmmmmmmm.

La verdad es que no podría decir si era popular o no, creo que en mi grado no había nadie popular. Yo también, como el kinder, iba al B. El grado de los más grandes, los que habíamos nacido en el 77. De todas maneras, no duró mucho esa regla, después entraron chicos nacidos en el 78 y así las cosas. En primero y segundo grado mi mejor amiga era Estefanía. Vivía en Libertador y Salguero y tenía un campo al que a mí me encantaba ir. Ya a los siete me iba un fin de semana entero a casa ajenas, me copaba. Marce Zenter, en primer grado, en el aula de plástica, me pegó una cachetada. Nunca supe por qué, era una chica difícil, hija única. Pero terminado segundo grado, Estefanía se fue al San Martín de Tours, parece que la escuela pública no era para ella. Ah, también en segundo íbamos juntas al taller de la flor en donde hice el rinoceronte memorable, no sé exactamente dónde está pero está guardado, nadie diría que esa maravilla la hizo una nena de 7 años, nunca pude repetir algo igual, juro que sigo enorgulleciéndome. Bueno, la cuestión es que en tercero Marce y yo nos hicimos mejores amigas. Era la otra chica judía del grado y hete aquí que vivía en el mismo edificio que Estefanía pero en los departamentos más chicos, los que dan a Salguero. Muchas veces, después del cole me iba a su casa y Horacio, el papá (que nunca trabajó demasiado y nunca se supo bien qué hacía, era muy joven) nos llevaba a patinar a Madison Rink, la pista de patinaje sobre hielo que quedaba en Las Heras y Coronel Díaz. Horacio comía todos los días en Dandy. La cuestión es que me iba después del colegio y me quedaba a dormir. No sé a qué jugábamos pero la pasábamos genial. Mucha educación pública, muy pluralista todo pero mis amigas eran todas ricas. No sé por qué pero nunca fui amiga de las hijas de los porteros, Carolina y Patricia. Las otras chicas del grado eran Virginia, Denise, María José, María Sol, Mica y Mili (que entraron después) y Alina también. Cuánta gente que hace 15 años que no veo. Creo que la última reunión de primaria fue en cuarto o quinto año.En tercero también entró Dolores, María de los Dolores López Ramírez, de quien nos hicimos amigas y la integramos al grupo. Creo que yo me sentaba con ella en la segunda fila al medio y Marce con María José en el primero. Hacíamos grupo juntas. No sé si éramos populares o no pero creo que el resto mucho mucho no nos importaba, nos teníamos la una a la otra y eso era suficiente. Mi sufrimiento más grande creo que era ser gordita, me decían gorda (aunque Virginia era mucho más gorda que yo y no le decían nada. Según Marta, la maestra, los varones me perseguían y me molestaban porque gustaban de mí. Creo que no era cierto pero sin duda les generaba una atracción, eran mis amigos, lo de siempre, bah). Actuaba en todos los actos. Y todos los años era escolta. Qué fácil es ser de los mejores alumnos en la primaria. Leía bien, me sacaba sobresalientes. Todo fluía. Excepto mis clases de inglés (siempre fui negada para los idiomas) en general no tenía problemas. Aquellos años felices.

En mitad de tercer grado nos mudamos a Gallo y Charcas. La verdad es que el colegio empezaba a quedar lejos (antes era sólo una cuadra larga) pero no nos queríamos cambiar ni locos, ese año fuimos y volvimos en camioneta pero era horrible, por eso al año siguiente empezamos el pool con Marcelito (el que vivía arriba de la empanadería El Ladrillo porque el padre era el encargado, quedaba exactamente al lado de nuestra casa). Hasta entonces yo dormía con el kinder en un cuarto que a veces estaba pintado de azul y otra de bordó, con esa pintura como brillosa en la que se podía escribir con tiza. Pero en Gallo (primer piso a la calle, pasaban el 39, 29, 152, 68 y algún otro que no recuerdo) cada uno tenía su cuarto. El mío daba a la calle y tenía un empapelado con pajaritos medio rosa o salmón. El del kinder era mini y daba al patio y el de las chicas era el más grande, tenía un cerramiento y era todo lila, también los acolchados. Nos mudamos ahí porque Silvia, la mamá de mis hermanas, se separó de Carlos, su marido, y abandonó la enorme casa que todos habitaban en Belgrano R. Cuando finalmente nos mudamos a Gallo para no estar tan apretados, Silvia se reconcilió con Carlos y las chicas volvieron a Superí. En realidad, creo que fue entonces cuando dejaron la casa y se mudaron a Larrea y Arenales. Uno cuenta las cosas así pero la vida familiar era un caos. Poca plata, muchos problemas, peleas entre Silvia y papá, entre papá y mamá, entre mamá y Marce. Gritos y más gritos y nosotros llorando en el cuarto. Cuando los padres se pelean a los chicos el mundo se les viene abajo, no pueden dimensionar. Horrible. Mi mamá siempre se sentía mal o le dolía la cabeza o le dolía la panza o no sé qué. Seguramente le dolía el alma a la pobre pero era mi mamá y yo hubiera preferido que se sintiera mejor y que fuera menos nerviosa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo te leo. Sigue escribiendo.

Anónimo dijo...

Yo leo.

y me gusta,

slds,

BDJ

PD: no sé si está bien leerte
no sé si te modificóo al escribirte,
no sé.