está bien, ya era hora. casi todos mis amigos tienen de 30 para arriba, excepto creo que la shama, no tengo amigos menores, por lo cual, era esperable que esto sucediera. pero, aunque esperable, igual me toma de sorpresa. y me llena de alegría. soy tan cursi a veces.
la cuestión es que me acuerdo de mí cuando quedé embarazada y tengo sentimientos encontrados. además, las lecturas del pasado desde el presente son, obviamente, distintas en cada momento. el 1 de mayo se cumplen siete años desde que me embaracé y al poco tiempo, me enteré. me quería matar, quería perderlo, y a la vez estaba contenta. hay un sentimiento de orgullo ineludible cuando una se entera, presumo que se debe a que cumplimos con nuestro deber biológico, en un punto. en fin, yo tenía 23 y no tenía ni medio plan de tener un hijo, siquiera de tener hijos en un futuro. aunque, la realidad es que, cuando lo conocí a diego (4 meses antes del forro pinchado), entendí que me había enamorado y que era capaz de cualquier cosa: dicho y hecho. y me sentí pésimo los primero cuatro meses, me quise tirar en la cama a morir, en el medio me casé, gorda e hinchada, después me salió la panza y ahí el orgullo aflora más que nunca y me paseé por la facultad sintiéndome lo más, y después vinieron las amenazas de parto y por fin nación simón y me sentí feliz y después otra vez miserable y después feliz y después otra vez miserable y así hasta que tuvo dos años y me sentí más estable y entonces decidí volver a embarazarme y nunca más me pregunté por qué había tenido hijos tan joven, ni nada semejante.
entonces, ahora los veo a todos tan contentos que me dan ganas de estar cerca (aunque para nada de tener otro, creo que es la prueba de fuego).
igual, el humo desalienta.
(para que te des una idea, yo soy de esas personas que se emocionan, dan grititos, gesticulan, se mal copan y a veces descolocan a los demás. otras soy medio seca, pescado frío y poco sentimental. puede que no tenga término medio).
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