porque estaba siendo una tarde un poco densa, a decir verdad. los chicos en esos días en que rompen los huevos sin control y uno que poca paciencia. dios, qué poca y que angustia ahí en el medio del pecho que no me deja respirar. no, no sé los motivos, por eso es angustia si no, estaría triste o deprimida o eufórica o lo que fuere pero no angustiada. en fin.
la realidad es que quería contar otra cosa que nada que ver. es que hoy, a la mañana, cuando los muchachos estaban desayunando y todavía no me había tocado hacerme 100% cargo de tita, le escribí a sandra, mi ex maestra de piano, actual amiga, con quien no tenía contacto desde que volví de bs as en julio próximo pasado. entonces, ahora, a las 8 de la noche, luego de haber estado en pijama hasta las 2 menos veinte, de haber ido a alquilar unas pelis y de haber comido en una parrillita argentina que está relativamente cerca de casa y que es nueva adquisición (muy rico por cierto, me dio bastante felicidad clavarme la tira con las papas el chimi y la provo, para qué negarlo) y de haber visto un documental bastante malo, abrí mi mail y sandra había contestado, y como es de esas personas que además de inteligentes es muy aguda y con mucho sentido del humor, me reí bastante de las miserias compartidas, me emocioné con lo que me cuenta de vera y simón (a ella le pedí permiso cuando elegí el nombre de mi primogénito) y deseé de verdad poder ir pronto para verla y darle un abrazo y decirle cuánto la quiero y cómo me gustaría tocar el piano una vez más. ya pasaron casi doce años desde el día que la conocí y me acuerdo perfecto de todo. hay gente que a uno le pega por diferentes motivos y mi maestra es una de ellas.
sandra, mi querida sandra, hoy me arrancó una sonrisa.
brindo por ella.
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