viernes, 21 de noviembre de 2008

viernes de cucha

Los chicos están acá, ninguno fue a la escuela. Ayer me llamaron mientras estaba en lo de Xime porque Simi tenía fiebre, es la primera vez que me llaman por algo así. La busqué a Tita, lo busqué a él y nos volvimos a casa. Se sentía tan mal que ni comió- es un muy mal signo para la bestia de mi hijo- se tiró a dormir y recién le dio hambre a las cinco de la tarde. Roberta también está resfríada y Diego se fue hoy super temprano a grabrar (ayer llegó a las diez de la noche, Simón seguía en mi cuarto mirando el gourmet, desvelado, y yo comí con él, me quedé una hora y me fui a la cama once again- había dormido dos horas de siesta y me había pasado el resto de la tarde con el Coco tirados bajo una frazada mirando tele) y yo no tenía ni media intención de irme hasta Polanco y volver y volver a bajar.

Uff mis hijos se pelean y yo grito desde la sala de tele. Una se puede convertir en algo que nunca imaginó, sabelo.

Por lo demás, me desperté tarde, durante la mañana soñé un montón de cosas y en el último sueño terminaba llorando por una reverenda pavada. Hasta en los sueños estoy hormonal. Me doy cuenta de que tengo energía cero para todo. Pero un nivel de poca pila que no recuerdo haber tenido nunca por un período tan largo. Quisiera que se me pasara de una buena vez, el domingo cumplo la semana 16 y esto se está alargando demasiado. Ahora, si junto fuerzas, voy a hacer los famosos kamish de mi madre y debería ir a cambiar el libro que nunca cambié y comprar un regalo para Dana- la hija de Lisa- porque es el cumpleaños y Lisa está en Japón.

Ah y me desperté con una re buena noticia pero me tengo que pensar y eso no me anda saliendo muy bien. Gracias hermich.

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