martes, 16 de junio de 2009

de fiesta




Así estábamos el sábado. Yo no me hallo en las fiestas ni en los eventos sociales con más de ocho personas en general. No sé de qué hablar, no me inspiro, me aburro, me angustio, me siento poquita cosa. No sé a qué atribuírselo pero sufro. Por lo general, me quiero ir. Diego (particularmente buen mozo esa noche), en cambio, que es una persona muy poco sociable en general, no se hace problema. Está, toma algo, pone cara de nada y mira alrededor. Claro que yo no tomo (casi nunca tomo y ahora menos) y eso no ayuda en nada. El alcohol relaja y entretiene. Yo envidio un poco a esa gente que disfruta de los eventos, Marian, por ejemplo. Va, no le importa no conocer a nadie, sonríe, camina, alterna de grupo en grupo. Yo quiero esconderme. Irme. Ser otra.

En fin. Igual, como ya dije, el sábado la pasamos bien. Como casi no conocíamos a nadie, podía observar a mi antojo, no tener que parecer nada, bailar un poco e irme temprano sin dar explicaciones.

Muchas veces quisiera ser distinta. U otra.

Pena que no se puede.

Así las cosas.

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