miércoles, 10 de junio de 2009

si te dicen que caí

Es cierto. Camilo durmió mal desde las dos y media. Estuve despierta dos horas y al momento de levantar al resto de la prole, sucumbí al sueño y me quedé hasta las ocho y media en la cama (vino Jose con el bebé diciendo que tenía hambre). Alimenté, me vestí y me fui al super, volví, me bañé y me hice, escuchá bien, un café instantáneo descafeinado con leche de soja (?). Sí, sé que puede ser un asco pero hace demasiados meses que no tomo café con leche y me urgía. Sigo a dieta full pero no bajo más, el metabolismo después de los treinta, apesta, creeme.

Por lo demás, cenamos todos juntos (Diego llegó con Tita que se había quedado en la oficina). Después miramos diseños de oficinas por la red (con marido), terminar Virilidady dormirse temprano.

En un rato pasar por editorial, buscar hijos, comer, comprar regalo, llevar a piano, buscar de piano, ir a cumple de Flor, bañar niños, llamar a Ile, hacer lunch after school para mañana y todo así. Ahora trabajar un rato. Y ya. Se me va la vida.

Escuchando la radio, saliendo del super, me di cuenta de lo extraño que me resultaba todo cuando llegué. Todo ajeno. Ahora, que tengo las costumbres, el lenguaje, la comida, los horarios, etcétera, internalizado, ajeno es lo de allá. El tiempo transforma las percepciones de una forma inimaginable.

En fin. Así de ocupadas las cosas.

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