jueves, 4 de junio de 2009

la acumulación

Pasan los días y el cansancio se acumula. Me siento agotada, todos los días a las diez y cuarto a más tardar, estoy durmiendo. El bebé se despertó un poco menos seguido y creo que descansó mejor, ahora retoza abajo, haciéndole compañía a Jose en la cocina. Estoy enojada, me siento sola y dejada de lado, un poco es real y otro poco es el hastío y el cansancio, el encierro y la falta de motivación. Por suerte, en menos de un mes terminan las clases. Simón, a los siete años y medio, finalmente termina el kinder. Es una locura local en la cual agregan un año que es todo en inglés: Pre first. Si me preguntás considero que es sólo una estafa, un año más de colegiaturas carísimas y sin sentido. Me harta. Pero bueno, en agosto, entonces empieza la primaria (en Argentina estaría en mitad de segundo).

En un rato me voy a desayunar con madre de niño de la escuela a Garabatos. No logro avanzar mucho con el laburo, el tiempo no es lo que era antes, entre llantos y quejidos, pañales, teta, tareas y un poco de vida social, no doy a basto. Sí, acá viene la lluvia de críticas sobre mis quejas burguesas y me dan ganas de decir: chupame un huevo. Estoy belicosa y me la banco. También, lo sabemos, son las hormonas.

Simón se pasa la vida escuchando música en mi Iphone, ayer le cargué el Ipod y le supliqué que escuche algo más que no sea Calamaro. Antes de ayer fui a buscar discos y me pregunté dónde estarán el de Bowie que me copaba, el de Mercury Rev y algunos otros que ya no recuerdo. Me encantaría ser un poco más sólida musicalmente para poder educarlos en el tema. No lo soy ni lo seré, jamás fui una entendida en el tema ni lo seré. De todas maneras, me alegra que no escuchen ni los Jonas Brothers ni cosas tipo Casi Ángeles o demás, eso sí sería grave.

En fin. Ando ganas de...

Tengo que comprarle regalo a madre en Antara. Y si no, acá en centro comercial cercano.

Así de ahuevadas las cosas.

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