martes, 2 de febrero de 2010

el sueño me arrima a la locura

Diego angustiado se clavó un Rivo. Milo con el tema dientes y mocos se despertó veinte mil veces. No dormí. Mi cuerpo pide piedad. Necesito descanso y no está próximo. Bah, ahora sí, me voy a meter bajo el edredón, chupándome un huevo el trabajo pendiente y cualquier otra cosa. Antes, llamados telefónicos.

Fui tarde al club, desganada. Me olvidé la billetera y el celular. Las elípticas estaban ocupadas. Hice un poco de pesas y un rato de tres máquinas aeróbicas distintas pero sin demasiado ímpetu. Con la capucha del buzo puesta, los anteojos y el ipod. El shuffle entendió todo y me dio la música triste y cantable que necesitaba. Me metí en el sauna y transpiré mis penas. Estaba más fuerte que de costumbre.

Amanecí gris. Marido mucho peor que yo. Quise llorar pero no pude. Unas lágrimas de nada. Meses de tener algo atragantado que no sale. ¿Qué estuve haciendo?

Sentimientos de hace dós décadas. Te querés olvidar.

Chau.
Así las cosas.

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