domingo, 21 de febrero de 2010

y en el medio

Diego me mira y me dice: cómo creciste.

No, no fue un halago. Fue un: qué pendejita que eras. Te volviste grande.

Sí, mi amor. Por eso ya no te rompo los huevos con nada. Se llama madurez y viene con canas y celulitis. Pero así es la vida.

Algunas cosas mejoran y la mayoría, empeoran.

Y corre para todos.

4 comentarios:

j. dijo...

Debe ser lindo, más allá de las cuestiones de todos los días, estar con alguien que puede mirarte y decirte eso.
Qué suerte, jb.

Juan Manuel. dijo...

Si lo sabré yo...

libre dijo...

la mayoria de las cosas mejoran con la madurez, alegrate...

JB dijo...

Gracias j.
A mí me gusta la madurez, eh. Fue marido el que tiró una rara. Pero me lo tomo bien, igual.
Saludos a todos.