jueves, 11 de febrero de 2010

volviendo a la programación habitual

Pintó un leve bajón. Aburrimiento. Pérdida del entusiasmo. Sin sol, el día no dice nada. Vengo del gym. Engordé, tengo que ponerme las pilas. Comer mejor (la calidad de mis alimentos últimamente deja mucho que desear). No fumar. Hacer yoga o pilates (era el plan pero a las 8 no llego y hacer clase a las 10 me consume toda mi muy preciada mañana). Así que, como siempre, 45 de elíptica y un poco de brazos. Me hice un jugo de naranja (no como frutas hace años) y voy a ponerme a hacer algo productivo. Al menos a intentarlo. Me siento un poco perdida.

Ayer fuimos a un cumpleaños. No entiendo la costumbre de ciertos sectores argentinos de separarse entre hombres y mujeres. Rarísimo. Diego lo padece y viene al lado mío. Tomó más champagne y después cognac.

El bebé volvió a su cuarto y fue una noche excelente. La semana pasada lo desteté, así, como sin nada. Una mañana lo enchufé y no sirvió de nada, al rato tuve que darle una mamila. Ese fue el fin. Ya nunca más voy a amamantar a nadie y ahora es en serio. Diego me dice de mis mini tetas: te quedaron bien. Marido puede ser bueno. Aunque yo me enojo porque nunca dice nada positivo de mí en público. Yo hablo muy bien de él. Estaría bueno que fuera recíproco.

Y no mucho más, chicos.
El día pinta nada aunque a la noche parece que tengo salida de chicas y eso siempre suma.
Así las cosas.
Un toque pinchadas.

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